Las mujeres y escándalos de Pedro Infante


¿Por qué las mujeres aman tanto al ícono mexicano?
Las mujeres y escándalos de Pedro Infante

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viernes, 17 de noviembre de 2017 0:00

Han pasado 100 años desde que un 18 de noviembre de 1917 llegó al mundo quien se convertiría en la representación eterna del mexicano valiente, enamorado, el charro cantor que salió del pueblo y logró conquistar a todo un País: Pedro Infante, el mazatleco cuyo recuerdo sigue no sólo vivo, sino “coleando”, a 60 años de su muerte.

 

Pedro Infante de la Cruz nació un 18 de noviembre en Mazatlán, Sinaloa y brincó a la fama en 1938, cuando inició su carrera artística, cantando en la radio XEB y actuando de extra en películas como “En un burro tres baturros”, no fue hasta 1942 cuando obtuvo su primer papel protagónico en “Jesusita en Chihuahua”, donde por primera vez mostró su faceta del enamorado apasionado que se juega la vida por la mujer a la que desea.

 

Desde entonces, tanto en el drama como en la comedia, Pedro Infante fue símbolo de pasión, sus papeles reflejaban su esencia de eterno enamorado, pues en la vida real desde muy joven se le conocían sus “travesuras” entre las mujeres de Guamúchil, pueblo al que se mudo de niño y donde a los 17 años se convertiría por primera vez en padre al dejar embarazada a su vecina Guadalupe López, madre de la primogénita del actor Guadalupe Infante López.

 

En la cima de su carrera sus películas fueron producciones ininterrumpidas creadas con el afán de hacer lucir su personalidad de galán y sus dotes musicales, reforzando así el ideal de las mujeres hacia él, que lo veían como el hombre perfecto, pero difícil de domar, el enamorado eterno que a pesar de ser bien conocido como mujeriego resultaba irresistible.

 

Entre los títulos más destacados que apoyaban esta imagen del actor se encuentran “Cuando lloran los valientes” (1945), donde básicamente interpreta al hombre fuerte y varonil, pero que en el fondo es sensible y bonachón; “Soy charro de rancho grande” y “Nosotros los pobres” (1947), en las que Infante renueva su interpretación del emblemático personaje mexicano; así como “Los tres huastecos” y “Ustedes los ricos” (1948); “El enamorado” (1952) y “El mil amores” (1954).

 


 

¿Pero por qué a sabiendas de su reputación de mujeriego dentro y fuera la pantalla seguían cayendo rendidas a sus pies?

 

Enamorado del amor, a ninguna le decías que no, y todas te preguntaban si sí” dice Pedro Urdimalas, guionista de los grandes éxitos de Infante “Nosotros los pobres” y “Ustedes los ricos”, en una carta publicada a su gran amigo en la revista Época, en 1992.

 

“Te viniste a México con una bonita y de bonita en bonita llenaste el mundo de amoríos”, agregó el escritor haciendo referencia a María Luisa León Rosas, primera y única legítima esposa del actor.

 


 

Siendo ocho años mayor que él, ella lo apoyó en el inicio de su carrera como cantante, fue su compañera fiel mientras el ascendía al estrellato, y juntos adoptaron a una hija Dora Luisa Infante León, pero eso no fue suficiente para retener el interés de Infante, quien comenzó una relación con la bailarina del teatro Follies Bergere, Guadalupe Torrentera, la cual además tenía sólo 14  años cuando quedó flechada del actor.

 

De esta relación amorosa, que duró unos seis años, nacieron sus hijos Graciela Margarita en 1947, quien murió antes de cumplir los dos años; Pedro en 1950 y Guadalupe en 1951, a los cuáles el actor reconoció con sus apellidos.

 

Y aún así, a pesar del engaño y lo que podría considerarse pederastia, ya que Torrentera era aún una adolescente cuando lo conoció, las mujeres se desvivían por él, por su carácter halagador, sus aires de desinteresado, y su faceta aventurera como piloto, que lo llevaría a la muerte.

 

Pedro Infante era el póster perfecto del “chico rebelde” de Hollywood, a la Marlon Brandon, pero un twist muy mexicano: él era el chico de pueblo, el sincerote que no tenía pelos en la lengua para decirle a las mujeres lo que pensaba, el romántico, pero muy varonil que sabía que las chicas morían por él.

 

Con la consagración de su personalidad en la gran pantalla, logró apelar al estúpido patrón femenino que busca a ese hombre sin límites, al guapo que las hace sentir como en un sueño, que da lo suficiente para enamorarte, pero no lo necesario para hacerte sentir segura porque sabes que tiene un “ojo alegre” y hay otras que desean estar en tu lugar. Y es precisamente esa idealización del hombre la que hace que una se sienta “afortunada” de que él las haya elegido, pensando que tal vez lograrán cambiarlo, que ellas serán la últimas en su lista de conquistas, y por la cual muchas mujeres toleran engaños y  hasta humillaciones.

 

Pedro Infante no era un hombre malo, no se trata de eso, era un hombre extremadamente carismático y con gran talento cuya atracción por las mujeres lo llevó a ser el centro de varios escándalos y hasta a cometer bigamia.

 

Esto no por su relación extramarital con Torrentera, sino porque al mismo tiempo comenzó a salir con la actriz Irma Dorantes, también una adolescente de 16 años, con quien buscó casarse antes de concretarse el divorcio con María Luisa.

 

A diferencia de su esposa, la joven Guadalupe sí dejó al intérprete de “Amor Corazón” cuando se enteró de su relación con la actriz. De acuerdo con el periódico El Universal, en una entrevista para el Canal Judicial Torrentera confesó que no iba a soportar a otra mujer.

 

 “Yo dije no, aguanté a doña María Luisa y con la promesa de que el día de mañana se divorciaría y se casaría conmigo, pero a otra persona ya no”, informó el periódico haciendo alusión a la entrevista.

 

Infante inició un proceso de divorcio, pero el escándalo mediático explotó cuando María Luisa se enteró que éste había sido concluido sin su firma, por lo que denunció que el actor la había falsificado y las autoridades le concedieron un amparo que finalmente cancela el divorcio.

 

Sin embargo, el actor se casó de todos modos con Dorantes, el 10 de marzo de 1953, el cual fue anulado por una demanda de María Luisa, pese a una apelación de Irma, con quien también tuvo una hija, Irma Infante Dorantes.

 


 

Finalmente, después de dos negativas la Suprema Corte de Justicia declara a favor de la primera esposa constituye el delito de bigamia en 1957, por el cual, en ese entonces, Infante pudo haber ido a la cárcel hasta cinco años y haber pagado una multa de 5 mil pesos, pero el actor murió ese mismo año.

 

Tras su muerte en un accidente de avión, en el cual él era copiloto, aparecieron más de 40 personas que aseguraban ser hijos del actor, de hecho su propia madre Doña Refugio declaró que al morir él tenía al menos 15 hijos naturales, mientras que uno de sus hermanos aseguró que podrías ser hasta 20.

 

Pedro Infante fue el objeto del afecto de muchas mujeres, pero también se convirtió en el ídolo de muchos hombres, que admiraban su encanto y naturalidad para enamorar a las jovencitas, quienes deslumbradas no por el dinero sino por su cálida personalidad, su porte masculino y su seguridad, caían rendidas esperando atrapar por fin al indomable ícono mexicano.




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