No se trata de ciencia ficción ni de una prótesis para reemplazar una extremidad perdida. En su foto de pasaporte, el inglés Neil Harbisson posa con una especie de antena que está permanentemente conectada a un chip que le ha sido implantado en el cráneo, es de decir que ésta sale desde su hueso occipital, permitiéndolo así detectar diferentes colores de acuerdo con su sonido.
Espera un momento… ¡que, qué! ¿Detectar colores a través de sonidos? ¿Chips en el cráneo? ¿Cómo? Ok, ok vale la pena explicar que este inglés criado en Cataluña si bien es “un poco excéntrico” tiene sus razones para haberse convertido en un cíborg.
Y es que padece acromatopsia, también llamada monocromatismo, un trastorno congénito por el que percibe el mundo en blanco y negro. Así es, Harbisson no puede ver ningún color, razón por la cual en el 2004 decidió someterse al extraño procedimiento que lo llevó a convertirse en una sensación en todo el mundo.
El dispositivo, nombrado por Harbisson como “eyeborg”, vibra al identificar un color creando un sonido particular que él puede reconocer, dándole de esta manera un séptimo sentido a Harbisson.
Lo más increíble es que la antena puede captar frecuencias que no son visibles para el ojo humano, como infrarrojos y ultravioletas, por lo que Harbisson es el único capaz de ver colores “invisibles”. Y no sólo eso, con el avance de la tecnología el dispositivo ahora cuenta con conexión a internet que le permite recibir colores de cámaras externas e incluso ¡desde el espacio! Ya que está conectado a la Estación Espacial Internacional desde donde recibe radiaciones cósmicas que sólo él puede interpretar en color.
Además, está habilitado para recibir llamadas telefónicas y cuenta con Bluetooth. Actualmente sólo cinco personas en el mundo, uno en cada continente, tiene permiso para enviarle imágenes, sonidos o vídeos directamente a su cabeza.
Siendo el único que posee esta tecnología, era lógico que Harbisson buscara experimentar al máximo su uso e intentara compartir sus descubrimientos con el mundo. En el 2007 inició el "Capital Colours of Europe", el cual consistió en viajar “de raite” por Europa para encontrar los colores principales de las capitales, visitando más de 50 países y escaneando cada capital hasta poder representar cada ciudad con dos tonos principales.
De igual manera, el artista ha experimentado con la idea de la relación de la música con los colores con su obra “Sounds Portraits”, en la cual Harbisson crea retratos de personas al escuchar los colores de sus rostros.
En el 2013, Harbisson se convirtió en el primer cíborg oficialmente reconocido por un gobierno como tal, cuando Reino Unido aceptó tras una batalla legal que el artista cambiara la foto de su pasaporte para posar en ella con su antena. Las autoridades finalmente cedieron después de que el inglés probara que el dispositivo no se trata de un capricho sino que se ha convertido en un órgano más de su cuerpo.
Si bien Harbisson es el único ciborg reconocido legalmente, existen otros que podrían formar parte de este exclusivo círculo. El canadiense Rob Spence cuenta con una versión más literal del “eyeborg”, que consiste de una cámara insertada en su ojo derecho, el cual perdió en un accidente con un rifle. Mientras que el británico Kevin Spence cuenta con un implante conectado a su sistema nervioso que le permite controlar objetos y hasta conectarse electrónicamente con su esposa, quien también cuenta con un implante.
¿Será que ser humano ya no es suficiente?
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