El aumento de la pobreza extrema registrado en Paraguay obliga a replantear la atención a las personas que la sufren a través de una ayuda más personalizada, aseguró hoy en Roma el representante del Gobierno paraguayo José Molinas.
El Ministro de la Secretaría Técnica de Planificación del Desarrollo Económico y Social de Paraguay destacó en una charla en la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que los últimos avances en la reducción de la pobreza no han tenido el mismo impacto en el ámbito de la pobreza extrema.
Según la última encuesta permanente de los hogares, la pobreza total en ese país suramericano ha descendido en los últimos 14 años en más de la mitad, aunque en 2016 aumentó dos puntos respecto a 2015, hasta afectar al 28,9 % de la población.
Unos 1,95 millones de paraguayos son pobres, de los que 384.000 viven en la pobreza extrema y carecen de recursos para cubrir sus necesidades básicas, lo que representaba el 5,7 % de la población en 2016 frente al 5,4 % de un año antes.
El ministro reconoció que, pese a los progresos logrados, "todavía el trabajo no está hecho", ya que persisten indicadores preocupantes como la tasa de malnutrición crónica infantil, que fue del 5,9 % el año pasado.
Además, en los últimos cuatro años la pobreza extrema se ha mantenido relativamente estable, según las estadísticas oficiales.
Molinas apuntó que las personas en esa situación de exclusión máxima "están desconectadas de lo que está pasando en la economía y la sociedad", y han estado relegadas durante mucho tiempo.
Destacó la necesidad de ofrecerles una atención personalizada para que se reintegren en el mercado, capacitándolas, motivándolas y apoyando a sus familias, pues tendrán unas necesidades "diferentes" a las del resto.
El responsable también abogó por aumentar los ingresos familiares con el trabajo, para lo que hace falta que el sector privado se comprometa a crear cadenas de valor "competitivas" y "sostenibles".
En la estrategia para salir de la extrema vulnerabilidad, Molinas llamó a transferir dinero en efectivo a los más pobres y ofrecerles servicios sociales adaptados a sus necesidades y capital para iniciar pequeños negocios, entre otras iniciativas.
Asimismo, reivindicó las políticas que en Paraguay han promovido el crecimiento económico y la estabilidad de los precios, en especial de los alimentos, y que -en su opinión- han servido para disminuir la pobreza en términos generales.
También insistió en mantener la reducción de la pobreza como una prioridad, aliarse con el sector privado y hacer un seguimiento continuo de sus indicadores para mantenerla en la agenda política.
Con información: EFE
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