“¡Ten cuidado! Este vídeo puede causar efectos alucinógenos!” es la advertencia de un famoso video que desde hace años ronda la Internet. Al principio el impulso de muchos es no hacerlo, otros consideran que es una broma y continúan sin pensarlo.
Para tranquilidad de todos, aparece un segundo anuncio “Pero, por favor, no tengas miedo, estos efectos suelen durar unos pocos segundos”. Ahora la cosa cambia, todos, los indecisos y los aventados están dispuestos a enfrentar el reto. Algunos lo harán por incrédulos, para probar que se trata de una farsa, otros por curiosidad personal, y unos cuantos por la adrenalina de saber qué se siente ver alucinaciones.
Un enorme ojo con iris cambiantes de colores psicodélicos aparece y una voz computarizada te indica que debes fijar tu vista en el centro y repetir las letras que vayan aparienciendo sin cometer ninguno error. Entonces comienza lo interesante: un espiral blanco y negro en movimiento comienza a formar figuras entre sus líneas, el ojo sigue siendo el punto central y en el medio siguen apareciendo letras que cada vez debes repetir más rápido porque cambian constantemente. Te encuentras concentrado, la voz dijo que no debía cometer ningún error, así que te esfuerzas porque tu voz y tu cerebro conecten y repitas en voz alta.
Después de un rato el ojo ha desaparecido y el espiral domina ahora toda la pantalla, jugando con tu mente y creando figuras, tú sigues repitiendo letras hasta que todo termina y la pantalla te indica que mires a tu alrededor. El resultado es asombroso, todo tu entorno se ha distorsionado, hay ondulaciones donde no debería, y la distancia y proporción de algunas cosas se ve alterada. Después de unos 10 segundos todo ha terminado, todo ha vuelto a la normalidad y tú te quedas preguntándote qué es lo ha pasado y si lo que acabas de vivir se puede comparar con una experiencia resultado de la ingesta de alucinógenos.
A eso se le llama fenómeno post efecto movimiento (MAE por sus siglas en inglés) y difiere del resto de cualquier tipo de ilusión óptica, pues sus efectos no suceden al ver la imagen sino que consiste en una alteración involuntaria e inconsciente de la realidad que te rodea creada por tu mente.
Se debe principalmente a la fatiga de ciertos tipos de receptores oculares que se dedican a percibir el movimiento. Y es que las neuronas responden de manera diferente a las partes en movimiento de una imagen, entonces cuando las sometemos o exponemos al movimiento en específico al que responde de manera constante durante un determinado tiempo estas neuronas se fatigan y dejan de funcionar correctamente. Es entonces cuando empiezan a funcionar otras neuronas que perciben el movimiento en otra dirección, de manera que hacen creer a nuestra mente que el movimiento ha cambiado o en algunos casos, como en el video, nos hacen perder la noción de equilibrio con respecto a objetos estacionarios que funcionan como referencias para diferenciar que algo está en movimiento y otras cosas no lo están, así por unos segundos las neuronas adaptadas al movimiento constante pierden esta actividad de referencia, lo que hace que percibamos que todo a nuestro alrededor también se mueve.
Esto no es nada nuevo, de acuerdo con investigadores ya Aristóteles, en el año 350 a.C., informó sobre la percepción de movimientos ilusorios después de observar el movimiento constante, aunque no detalló estos efectos ni especificó su dirección. En 1820, el anatomista y fisiólogo checo Jan Evangelista Purkyně describió cambios en su percepción visual después de ver pasar un desfile de caballería. Años después, en 1834 el profesor Robert Adams narró específicamente movimientos ilusorios tras observar fijamente la caída de agua en las cascadas de Foyers, en Escocia, descubriendo lo que se conocería como la “ilusión cascada”, en la cual el movimiento del agua continua por unos segundos en el cerebro y se traslada a lo que observa después.
Actualmente, el inglés desarrollador de aplicaciones inteligentes, Paul Neave, ha profundizado en la idea incluso llegando a lucrar con ella. Él pensó que si la gente paga por consumir alucinógenos que les hagan percibir la realidad de forma irreal, ¿por qué no iban a querer vivir los mismos efectos sin necesidad de consumir producto ninguno?
Así creó, Strobe Illusion, una aplicación para alucinar, al cual a través de una serie de imágenes en movimiento que el usuario debe mirar durante algunos segundos, consigue en este un efecto de distorsión de la realidad que le rodea.
De esta forma, Neave se ha convertido en una especie de dealer digital de alucinaciones visuales, pues la app permite elegir tamaño, dirección y velocidad de la ilusión a sus consumidores a cambio de un bajo costo.
¿Te animarías a probarlo?
También te puede interesar: