Con un lleno total en el Teatro Pablo de Villavicencio, se presentó la suite El cascanueces, de Piotr Tchaikovski, con la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, solistas invitados y alumnos de la Academia Karemia del Rey, en una puesta en escena renovada, aunque con la idea original de Marius Petipa y los arreglos de Karemia del Rey, bajo la dirección orquestal del Mtro. Miguel Salmón del Real.
La segunda de estas funciones fue a beneficio de la Casa Cuna del DIF Estatal, cuya directora, Conny Zazueta, estuvo presente en un acto donde Papik Ramírez Bernal, director general del Instituto Sinaloense de Cultura, agradeció brevemente al público que llenó el inmueble, por apoyar con su presencia a los 70 niños albergados en dicha Casa Cuna, para que pasen una mejor navidad.
Aunque las palmas fueron constantes al ser funciones de corte familiar, brillaron intensamente en los solos Ana Elisa Mena y Argenis Montalvo, primeros bailarines de la Compañía Nacional de Danza, en el Grand pas de deux Azúcar y en el Pas de deux de las Nieves.
También fueron aplaudidos por su participación en personajes clave de la puesta en escena, Sibel Rivera, Camila Govea y Luis David López, alumnos por titularse de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, de Cuba; Martí Gutiérrez, del Ballet de Cámara de Jalisco, en el papel del Cascanueces; Milly Carrillo, maestra de jazz, quien hizo el papel del Mago Drossermeyer, mientras que el papel de Clara lo tuvieron las niñas Ingrid Urías, en la primera función, y Georgina Muñoz en la segunda.
Como padres de familia durante la fiesta, participaron miembros de la Compañía Folclórica del Ayuntamiento de Culiacán. Se trata de una producción totalmente renovada, a cargo de Ricardo Rodríguez, como parte de una tradición que se realiza ininterrumpidamente en Culiacán desde el 2003. Este bellísimo cuento de E.T.A. Hoffmann, cuya historia transcurre en una Nochebuena, volvió a cobrar vida, encendiendo la imaginación de los asistentes que atiborraron el Teatro este fin de semana en dos funciones.
Entre vistosos telones, muebles que ambientan el salón de una amplia mansión del siglo 19, y un alto y brillante árbol de Navidad, la pequeña Clara Stahlbaum celebra su cumpleaños con sus padres y amigos, entre los invitados llega su padrino Drosselmeyer quien trae misteriosos regalos, realiza algunos actos mágicos, y al final le regala a la niña un cascanueces en forma de soldado, que le es arrebatado por su hermanito Fritz, quien le quiebra un brazo.
La fiesta transcurre entre danzas, regalos, dulces y sonrisas, al final, cuando la fiesta termina y todos se van, Clara regresa a mirar su nuevo juguete en la sala y se queda dormida a su lado. En la medianoche escucha el sonido de ratones; el árbol de Navidad se vuelve enorme, y Clara mira al Cascanueces tomar vida y encabezar la lucha contra el Rey de los ratones y su tropa.
En una gran batalla, el Cascanueces, que en realidad es un príncipe encantado, mata al Rey de los ratones, tras lo cual invita a Clara a visitar su país, el Reino de los Dulces, donde copos de nieve los reciben bailando alborozados.
En la segunda parte, se suceden los bailes del Hada de azúcar, su Caballero chocolate, los Bailadores árabes (Café), Los rusos (bastones de caramelo) y Mamá bombón con sus críos como polluelos bajo sus faldas, quienes bailan con la agradable música de Los angelitos, Flautas, Danza china, Danza española, Danza rusa, Danza árabe, Mamá bombón, el Vals de las flores, y la Coda final, todos los personajes conviven y festejan.
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