El chile es, por excelencia, parte dela dieta básica del mexicano. Es el compañero fiel del limón y la sal en nuestras botanas, es parte de la gran variedad de salsas que usamos para nuestros taquitos, y ni se diga de los tradicionales chilaquiles, no podrían siquiera existir sin él.
En los últimos años diversas investigaciones han resaltado las propiedades benéficas del chile, entre las cuales sobresale la idea de que favorece a la pérdida de peso, pero si es así ¿entonces por qué la mayoría de los mexicanos padece obesidad?
Bueno la pregunta se responde a sí misma cuando vemos cómo combinamos este alimento, pues para que la capsaicina, que es lo que le da su sabor picante, surta efecto y ayude a bajar de peso es necesario consumirse en cantidades muy específicas y sobre todo siguiendo una dieta equilibrada y baja en grasas.
Es decir, la capsaicina por sí sola no te ayudará a adelgazar, pues si bien se ha comprobado que ayuda a la termogénesis, el proceso implicado en la quema de calorías, y que puede llegar a acelerar el metabolismo de manera temporal alrededor de un 20 por ciento, depende de cada uno aprovechar estos efectos y contribuir con una buena dieta y ejercicio a la pérdida de peso.
Esta sustancia favorece a la termogénesis al estimular el receptor del cerebro que contra la temperatura del cuerpo, obligando al organismo a consumir más energía y por lo tanto a consumir las reservas de grasa acumuladas en los tejidos adiposos. Además, que debido a su sabor picante “engaña” en cierta forma a nuestro cuerpo proporcionando una mayor sensación de saciedad, así es, como quién dice te ayuda a comer menos.
Sin embargo, si la consumes en una papitas con cacahuates mucho chamoy, limón y, por supuesto, mucho chile, de poco te servirá; lo mismo si te dedicas a comer esa salsita de habanero encima de unos ricos tacos de chicharrón.
Y ese es precisamente el problema de la dieta del mexicano, que está basada en altas cantidades de grasa y harinas, si a esto le agregamos los azúcares que consumimos en refrescos y jugos, no debe de extrañarnos que México ocupe el segundo lugar de obesidad en adultos según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la cual está compuesta por 35 países alrededor del mundo.
De acuerdo a estas estadísticas, el 32.4 por ciento de la población mayor de 15 años padece obesidad en el País, lo que significa que no importa cuántos chilitos le pongamos a nuestras salsas si no se modifica la base de la alimentación y se reduce el consumo de azúcares refinadas la capsaicina no hará la diferencia.
De hecho, algunos estudios revelan que para que la capsaicina tenga un verdadero efecto en la pérdida de peso sería necesario consumir al menos 80 gramos de picante al día, equivalente a unos cuatro chiles habaneros diarios.
Además, hay que tomar en cuenta que no todos los estómagos toleran el picante de la misma manera, algunos no son buenos metabolizando la capsaicina, razón por la cual expulsan la misma cantidad que ingieren sin absorber casi nada, causándoles irritación en el tubo digestivo, mejor conocido como gastritis y ni se diga de aquellos que sufren de colitis.
No sé ustedes, pero creo que mejor le bajamos a las carnitas y le echamos ganas al gimnasio ¿no creen?
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