No existe diferencia entre el valor nutrimental de un alimento orgánico a uno industrializado, aseguró Netzahualcóyotl Diaz Ureta, investigador de la Unidad Académica de Ciencias de la Nutrición y Gastronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Explicó que la tendencia a consumir alimentos orgánicos comenzó en los años sesenta y setenta junto con los movimientos hippies, quienes introdujeron a su dieta una alimentación vegetariana y orgánica.
Dicha tendencia continuó hasta nuestros días siendo convertida ya en una moda por las personas que creen consumir alimentos más saludables, aun cuando no existe un organismo que certifique cuándo un alimento es orgánico y cuándo no lo es.
Señaló que en México, no tenemos una institución ni un órgano que regule eso; en Estados Unidos sí, el órgano de agricultura de ese país tiene su aval de alimentos orgánicos y por lo menos eso da un poquito más de confianza a la gente que lo consume.
Para que un producto sea considerado orgánico debe pasar por un proceso de producción cien por ciento natural que va desde la siembra hasta la cosecha, en el caso de los vegetales y las hortalizas; y en el desarrollo adecuado de los animales, en el caso de los alimentos de origen animal.
La mercadotecnia ha participado enormemente para la introducción de estos a la dieta de las personas y a ella debemos que sean considerados como un estilo de vida de aquellos quienes gustan de cuidar su figura o mejorar su salud.
El investigador hizo un llamado a la población a no dejarse llevar por la publicidad y a elegir productos de calidad sin importar si en la etiqueta dice “orgánico” o no; pero sobre todo, a no sentirse culpables si no los pueden adquirir.
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