Buenos Aires, 17 may (EFE).- La organización ambientalista Greenpeace colocó hoy una máscara de oxígeno a la estatua situada frente a la sede del Congreso argentino en Buenos Aires en protesta por la baja calidad del aire en la ciudad y el insuficiente sistema de medición de la contaminación.
A primera hora del jueves, varios activistas escalaron los 23 metros de altura del monumento que representa la República en la Plaza del Congreso donde se ubica el Parlamento para exigir "aire limpio" y un transporte público basado en energías renovables.
"El sistema de medición del Gobierno de la ciudad es insuficiente. Hay solamente tres dispositivos que no miden todos los contaminantes que son dañinos para la salud", señaló a Efe Ingo Boltz, portavoz de la campaña, antes de revelar que otras urbes latinoamericanas del tamaño de Buenos Aires, como Santiago de Chile, Bogotá o Sao Paulo, cuentan con 10 equipos o más.
En 2017, la ONG realizó junto al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE) un estudio que reveló que en distintos puntos de la ciudad los niveles de contaminación se ubican por encima de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para Boltz, "hay poca preocupación" del Gobierno local por la calidad del aire, algo que, a su juicio, debería ser "una prioridad" ya que, según datos de la OMS, siete millones de personas mueren cada año por efectos de la contaminación del aire.
"No es solamente una molestia: causa graves enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón...", afirmó antes de insistir en que, en Buenos Aires, es un asunto "particularmente difícil" de abordar porque los autobuses todavía funcionan con gasoil y generan "contaminantes cancerígenos".
Por eso la organización ambientalista pide que las autoridades políticas aceleren la transición a un transporte público eléctrico, más barato y menos perjudicial para la ciudadanía.
Asimismo, denuncia el "retroceso en la protección ambiental" que suponen los cambios impulsados por el oficialismo recientemente en la Ley de Basura Cero, con la que habilitan la quema de residuos y permiten la instalación de plantas para ello.
"Del medioambiente vivimos todos. Si pensamos en la ciudad, estamos quemando petróleo y combustibles fósiles en los lugares donde vivimos y nos movemos todos los días. Hay que hacer un esfuerzo para hacer la vida de los ciudadanos más sana", apuntó Boltz.
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