La ciudad de Tijuana vive la peor crisis de violencia de su historia. De enero a agosto de 2018 año se han cometido mil 619 homicidios, 35% más que en 2017, según la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California. La ciudad ya había establecido un récord negativo en la última década y hay tantos muertos que hasta huele mal alrededor del Servicio Forense.
El elevado número de asesinatos en Tijuana ha provocado que el Servicio Médico Forense de la ciudad no se de abasto. En promedio, el Semefo recibe entre 300 y 350 cadáveres al mes, es el de mayor actividad en todo el estado, pero ha habido ocasiones en que llegan hasta 20 cuerpos en un sólo día.
De acuerdo con las autoridades estatales, en esta ciudad fronteriza hay una disputa entre tres grupos criminales: el Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa y algunas células que aún quedan de los Arellano Félix.
Además de competir por el envío de droga a Estados Unidos, pelean por la distribución de enervantes en la ciudad, que dejó de ser una región de paso para convertirse en una de consumidores.
Otro factor en este repunte, a decir de la autoridad municipal, es que con los cambios al sistema de justicia penal la portación de armas de fuego no amerita prisión preventiva.
Además, el Gobierno local sostiene que las Autoridades federales no los han apoyado.
"Creo que el Gobierno federal tiene una deuda pendiente con Baja California, con Tijuana. Ha faltado investigación del crimen organizado, pero también ha faltado que asignen más elementos”, asegura Marco Antonio Sotomayor.
Alberto Capella, Secretario de Seguridad Pública en Morelos, y quien fue jefe de la Policía en Tijuana en dos ocasiones, cuando disminuyó la incidencia delictiva, sostiene que falta voluntad política para atender el problema.
Organizaciones como el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California consideran que el alto número de homicidios revela que las Autoridades de todos los niveles están rebasadas.
