La universidad de Northwestern de Illinois demostró que las personas que gustan de tomar café tienen una mutación en sus genes. Es decir que el gusto a el sabor de esta deliciosa bebida se trae por predisposición genética.
Los científicos vincularon la percepción de las personas respecto al sabor amargo y sus preferencias de consumo respecto al café, alcohol y, té entre otras en más de 400 mil personas. Mismas que fueron analizados genéticamente según sus variantes y así fueron relacionándolas según su percepción de la cafeína y la quinina.
La investigación demostró que entre más sensibles sean las personas (esto demostrado según su variación genética) al sabor amargo que proporciona la cafeína, más café consumían.
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