Jack Young, el pequeño que sonreía diariamente desde el día que nació fue diagnosticado con un tumor cerebral benigno.
Sus padres, Gemma y Ed, creían que su hijo era un pequeño realmente feliz. “El sonido de risa fue constante y durante mucho tiempo no teníamos ni idea de por qué... la gente nos decía: '¿No es un chico feliz?', pero su risa no fue una risa, era otra cosa", relató la madre.
Las sonrisas continuas de este bebé eran en realidad solo síntomas de un hamartoma hipotalámico.
Dos años después del diagnostico, el pequeño Jack tuvo una intervención quirúrgica que duró alrededor de 10 horas para descartar el crecimiento del tumor, de este modo los ataques de risa terminaron.
