Agentes de la comisaría de la Policía Nacional del distrito madrileño de Salamanca hallaron la semana pasada a una mujer de 83 años, Amanda J., cuyo cadáver estaba momificado y que podría llevar muerta unos cinco años, según han confirmado fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
El aviso de su sobrina, que vive en Israel, fue el que permitió descubrir esta muerte, ya que ningún vecino se había percatado de su ausencia.
Tras recibir el aviso de la sobrina, los agentes se dirigieron al domicilio de la mujer, que residía en el número 31 de la calle de Alonso Heredia, según ha adelantado El Mundo.
Los agentes llamaron a la puerta, pero nadie les respondió y se encontraron con la puerta cerrada. Los vecinos confirmaron que llevaban bastante tiempo sin verla y el portero de la finca confirmó que le había estado recogiendo la correspondencia durante este tiempo. Debía unos 3.000 euros a la comunidad de vecinos.
Los agentes llamaron a un cerrajero, que abrió la puerta de entrada a la vivienda. La mujer estaba tirada en el suelo y su cuerpo estaba momificado. Fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, en la Ciudad Universitaria, donde se le practicó la autopsia.
Esta ha determinado que la mujer pudo sufrir un ictus hace unos cinco años. No presentaba ningún signo de violencia, según han confirmado fuentes policiales.
El forense determinó que la muerte se pudo producir a principios de 2014. La temperatura y la humedad que había en la vivienda pudieron favorecer que el cuerpo terminará momificado y que los vecinos no percibieran ningún olor en los días posteriores a su muerte.
