De acuerdo a una investigación hecha en conjunto por la Universidad de Barcelona, y Aguas de Barcelona, se analizaron muestras de aguas residuales del 12 de marzo de 2019 y se detectó la presencia del virus.
Recordamos que la primera enfermedad por Covid-19 en Europa se registró a finales de enero de 2020 en Francia, casi un año después de lo que indica la presencia en las aguas residuales de España.
Estos resultados, enviados a una revista de alto índice de impacto y publicados en el repositorio medRxiv, indicarían que la infección estaba presente mucho antes de que se tuviera constancia de cualquier caso de la COVID-19 en el mundo”, ha informado este viernes la UB en un comunicado.
Aunque la COVID-19 es una enfermedad respiratoria, se ha demostrado que hay grandes cantidades de genoma del coronavirus en las heces, que posteriormente llegan a las aguas residuales.
Dicho análisis reveló la creciente aparición de genomas SARS-CoV-2 entre principios de enero y principios de marzo de 2020, lo que adelanta la cronología de la llegada del coronavirus a España: ya el 15 de enero se detectaba la presencia del virus, 41 días antes de la declaración del primer caso de COVID-19, que se notificó el 25 de febrero.
Según los investigadores, estos resultados evidencian la eficacia anticipatoria de la vigilancia de las aguas residuales: “A los infectados de COVID-19 se les podría haber asignado erróneamente un diagnóstico de gripe en la atención primaria, contribuyendo a la transmisión comunitaria antes de que se tomaran medidas de salud pública”, destaca Albert Bosch, también presidente de la Sociedad Española de Virología.
“En el caso concreto de Barcelona —continúa el virólogo—, haber detectado la difusión del SARS-CoV-2 con un mes de anticipación habría permitido una mejor respuesta a la pandemia”.
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