En respuesta a la solicitud que hicieron Javier Acosta, guardián de la biobarda y los impulsores del proyecto, personal de Aseo Urbano, de la Dirección de Servicios Públicos y de Ecología Municipal acudieron a apoyar en la recolección de residuos, topándose con un hallazgo más.
La calle colindante con el puente Juárez, donde atraviesan las vías del tren se ha convertido en un tiradero clandestino de basura.
Del lugar fueron retirados todo tipo de desechos desde envases plásticos, hasta orgánicos y animales muertos, mientras que en el caso de la biobarda una jornada de varias horas hizo posible extraer cuatro toneladas, el resultado de la basura acumulada con las lluvias, misma que la barrera ecológica impidió que llegara al mar.
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