Más protegidos pero más deprimidos: las consecuencias de aislarse


Aumentó el consumo de sustancias
Más protegidos pero más deprimidos: las consecuencias de aislarse

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lunes, 3 de agosto de 2020 18:52

Depresión o ansiedad son algunas de las consecuencias que el distanciamiento social deja en la población  que, al aislarse, evita de manera eficaz la propagación del coronavirus pero expande otro problema menos visible: los daños en la salud mental.

Uruguay, por ejemplo,  a pesar de ser uno de los países del mundo menos afectados por la pandemia -acumula 1.243 casos (230 activos) y 35 fallecidos hasta el jueves-, y no haber establecido cuarentena obligatoria en ningún momento, Uruguay cuenta con indicadores de depresión "gravísimos" y registra un aumento en el consumo de sustancias, asevera  el doctor en Psicología y docente de la Universidad de la República (Udelar) Hugo Selma.


A MAYOR AISLAMIENTO, MAYOR DEPRESIÓN

"Quédate en casa" fue la recomendación principal de las autoridades uruguayas en cuanto la enfermedad llegó al país el pasado 13 de marzo. Una táctica que evitó un desastre sanitario, pero que tuvo consecuencias a nivel de salud mental.

Un equipo de investigadores de la Facultad de Psicología de la Udelar liderado por Selma preguntó a unos mil uruguayos sobre su salud mental, y un 37 % presentó síntomas de depresión, frente a la cifra habitual del 4,5 al 6 % que maneja la OMS, aunque esta podría estar inflada por las características técnicas de la encuesta, que fue digital y a demanda del encuestado, cuenta Selma.

En el estudio se encontraron con que las personas que practicaron un aislamiento más estricto sufrieron síntomas "más severos" de depresión y ansiedad.

Además, casi un 10 % de los consultados registraron indicadores de riesgo suicida, "el problema de salud mental más grave que tiene Uruguay", indica el investigador. En 2019, 723 personas se quitaron la vida en Uruguay, según datos de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).

Aunque desde ASSE no han percibido un aumento de los suicidios durante la pandemia, las llamadas a la línea de prevención en Uruguay se triplicaron de marzo a junio respecto al mismo periodo de 2019.


APOYO EMOCIONAL AL OTRO LADO DEL TELÉFONO

Para contener la disparada de "sufrimiento psíquico", los profesionales tuvieron que reinventarse y hacer de la teleasistencia la nueva consulta, explica a Efe la integrante de la Mesa Ejecutiva de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay (CPU) Ana López Martirena.

"Lo primero que intentamos hacer es bajar la sensación de pánico, de desesperación", indica la psicóloga, que precisa que las personas con algún diagnóstico previo, así como niños y mayores, cuentan con "menos recursos" para afrontar el estrés que provoca la pandemia.

A mediados de abril ASSE puso en marcha una línea telefónica gratuita de apoyo emocional atendida por 150 psicólogos voluntarios y cinco contratados que ha recibido más de 9.000 llamadas.

Por otro lado, también surgieron iniciativas solidarias para ayudar a sobrellevar esta situación, como la ONG Helpers, que comenzó como una ayuda de primeros auxilios pero que con la COVID-19 decidió armar un departamento de apoyo emocional para ayudar en Uruguay y Argentina "a miles de personas", señala a Efe su fundador, Michael Rubinstein.

A través de una "app", el paciente entra en contacto con un equipo de "coaches" o entrenadores y psicólogos voluntarios que le ayudan al otro lado del teléfono para que "nadie quede colgado", narra a Efe Salo Halegua, líder de este grupo.

"Los acompañamos en ese momento que están viviendo para que ellos mismos puedan empoderarse y puedan salir adelante", precisa Halegua.

Con información de Efe noticias

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