Brasil rescató este año en sus playas 5.597 pingüinos varados, varios de los cuales tuvieron que ser llevados a centros veterinarios y de tratamiento antes de poder ser devueltos al mar, informó este miércoles una organización que se dedica a cuidarlos.
El número incluye a todos los pingüinos, vivos y muertos, encontrados en el litoral brasileño por los integrantes del Proyecto de Monitoramento de Playas (PMP), la mayor iniciativa en el mundo de rescate, rehabilitación y devolución al mar de mamíferos, tortugas y aves marinas y que vigila 3.000 kilómetros de playas en diez estados del litoral brasileño.
El número de pingüinos rescatados es los primeros once meses de este año en un 35 % superior al del mismo período del año pasado, informó en un comunicado la petrolera estatal Petrobras, que es la principal impulsora y patrocinadora del PMP.
Los animales encontrados con vida pero debilitados son conducidos a los centros de tratamiento y liberados en el mar algunas semanas después, cuando su estado de salud ha sido estabilizado.
Los animales encontrados son de la especie Pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanicus), muy común en la Patagonia de Argentina y de Chile, así como en las Islas Malvinas, y que entre junio y noviembre de cada año, especialmente en los meses del invierno austral, migran hacia el litoral brasileño para huir de las temperaturas frías.
La especie, sin embargo, no acostumbra descansar en las playas y permanece en el agua en su temporada no reproductiva (entre abril y septiembre), por lo que los ejemplares que son encontrados varados suelen estar enfermos, exhaustos por el largo viaje o mal alimentados, y gran parte termina muriendo en la arena.
"Algunos de esos animales terminan pasando mucho tiempo en el proceso de rehabilitación y pueden desarrollar enfermedades en las patas, denominadas pododermatitis, por permanecer largos períodos fuera del agua", explicó la bióloga Camila Domit, coordinadora de una de las divisiones del PMP.
Para atenuar ese problema, los biólogos de la Universidad Federal de Paraná, que colabora con el proyecto, desarrollaron una especie de chanclas para los animales que les son adaptadas mientras están en los centros de tratamiento para prevenir las enfermedades.