Las playas de Ponce, que tradicionalmente son el destino de miles de vacacionistas durante la semana santa, este año registraron poca afluencia.
El llamado que hicieron algunas autoridades a la ciudadanía para que evitaran asistir a las playas y centros de recreo, tuvo efecto en algunas familias, otras definitivamente no se aguantaron las ganas y se fueron a pasar un rato de esparcimiento frente el mar.
Los protocolos de seguridad y prevención se están aplicando por las autoridades para controlar el ingreso de visitantes, sin embargo ya en la playa, los protocolos se cumplen a medias, hay sana distancia pero muchos se relajan y dejan de portar cubrebocas.
La contingencia sanitaria por covid 19 de alguna manera ha modificado las reglas de convivencia y las nuevas disposiciones causan descontento entre quienes las aplican y quienes deben de cumplirlas, mas cuando estas medidas no son aclaradas con anticipación entre el ayuntamiento y los vendedores o prestadores de servicios y se dejan a la consideración de inspectores.
Este fue el caso de unas pequeñas “palapas” instaladas en la playa de Ponce, las cuales fueron inhabilitadas por no tener la distancia adecuada entre cada una de ellas, sin embargo el propietario asegura que a él se le dijo que la distancia que debería haber entre cada una, era de dos metros y medio, a pesar de cumplir con estas medidas, protección civil ordenó clausurar algunas de ellas.
