De mover redes, limpiar cubierta y descargar atún y camarón en embarcaciones cada zafra, las manos de Julio González Rodríguez de 47 años pasaron a revolver mezcla de cemento, a mover pala, cuchara, flexómetro y colocar ladrillo o blocks.
La crisis económica le orilló a diversificarse, cambiando desde hace tres meses la pesca por la albañilería, oficio que aunque de gran esfuerzo, le ha permitido llevar el sustento a su hogar diariamente.
Enfrentando al igual que en las capturas de camarón y atún ciertas dificultades, Julio se mantiene desempeñando la labor de albañil adaptándose a las necesidades que la construcción actualmente demanda en Mazatlán, como lo son los altos edificios condominales u hoteles de hasta 30 niveles de altura.
Ante ello, su mayor petición a Dios, a quien se encomienda en el Día de la Santa Cruz es seguir conservando su ahora empleo, pero con protección y salud.
Al término de la jornada de este lunes al mediodía para celebrar su día junto a sus compañeros, Julio, quien es padre de cuatro hijos, señala que si bien, su oficio ahora no le permite dotarles de grandes lujos, sí de una enseñanza que ha aprendido con los llamados 'Maestros de la construcción', que la vida requiere siempre de esfuerzos y que cualquier trabajo, vale la pena, si se realiza con dedicación y esmero.
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