El virus que ha provocado miles de muertes en el mundo, no pudo contra la devoción de todo un pueblo en la zona rural de Mazatlán.
Las y los villaunienses decidieron no romper la tradición milenaria de su sindicatura, su máxima fiesta, la que dedican al santo patrono, San Juan Bautista.
Por ello, participaron en el ritual del tradicional baño, que inició con las mañanitas a las 5:00 horas.
Heladio Ramírez Manzanares, Párroco del lugar dijo que en esta ocasión los feligreses se encomendaron al beato por lluvias, por la paz y también por la pandemia.
Previo al baño en las márgenes del Río Presidio, como ya es costumbre, un contingente de habitantes caminó por las principales calles de la localidad, teniendo como requisito el uso obligatorio de cubrebocas, aunque la sana distancia fue difícil de procurar en el trayecto.
Participando en el recorrido estuvieron inclusive niños que llevaban la imagen de San Juan, tal es el caso de José Antonio García Camacho quien asegura que lleva ya cinco años siguiendo la tradición que le han inculcado su abuela.
Para la comunidad este 24 de junio se trata de un día especial, en el que las calles son decoradas con moños de papel rojos y amarillos, los tamales y el atole de ciruela se convierten en el platillo predilecto, por la noche se contempla la quema de un castillo con pirotecnia y se aviva el optimismo de tener un año de abundancia para los habitantes, pero sobre todo de tranquilidad.
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