A esta modalidad conformada de ventas dentro de un bazar, se han sumado hombres y mujeres de todas las edades, sobre todo, después de la pandemia y el cierre de las fronteras.
Alejandra, organizadora del conocido como Bazarito, expuso que además de beneficiar en los ingresos de un hogar, esta actividad que se ha replicado en Cajeme y sus alrededores, ha contribuido de manera positiva en la economía, y su reactivación.
Lucia es una de las jóvenes que le ha apostado a este método de venta, que le ha resultado positiva, y que ha aumentado también en consumo local.