Decenas de personas le pidieron a Dios por el eterno descanso de las 23 víctimas del camionazo de Elota.
Fue en el kilómetro 104 de la maxipista Mazatlán-Culiacán, donde se reunieron el pasado domingo para rezar por esas almas.
Las personas con rosario, vela en mano, y lágrimas en sus ojos, rezaban, mientras que entre los escombros, un sacerdote rociaba agua bendita, dirigía la misa y bendecía el sitio.
Lizeth Marín, acudió a este encuentro; En muestra de su solidaridad colocó una chamarra pequeña y una cobija para los difuntos.
Con un ritual que guía el camino de las víctimas mortales, Mariel Abarca colocó somerio.
Agregó copal, lo prendió y liberó el humo por todo el tramo carretero.
El Kilómetro 104 tiene una trágica historia que contar.
Una historia con bastantes preguntas, pero con pocas respuestas.