Un mal sueño, una pesadilla, así describe Ana María Angulo Miranda los eventos ocurridos el pasado 30 de enero en el trágico accidente del camión de pasajeros 502 de la empresa GTB Norte de Sinaloa, proveniente de Guadalajara con destino a Los Mochis, del cual por descripción propia como un milagro de Dios, pudo salir con vida.
En sus relatos, Ana María narra las primeras horas de ese fatídico 30 de enero, destacando la preocupación inicial de los pasajeros por la velocidad del autobús.
Dice además recordar claramente a Perla Yasmin y a su nieto de dos años, Elian Javier, con quienes compartió el viaje, los cuales desgraciadamente perdieron la vida en el impacto.
Señala como una de sus memorias más marcadas el cómo el pequeño Elian jugó con su nieto antes de abordar el camión.
Ana María declara que minutos antes de las 4:30 de la mañana, escuchó el sonido abrupto de unos frenos intentando detener el transporte. Observó el camión de carga obstruyendo el paso a la distancia y sintió cómo las esperanzas de detenerse antes del impacto se desvanecieron poco a poco.
La sobreviviente comparte su historia como una pesadilla de la cual aún no ha logrado despertarse. A pesar de haber dudado en dar su testimonio por respeto a las víctimas, Ana María considera que contar su historia puede dar voz a aquellos que ya no pueden hacerlo. Expresa su pesar por las vidas perdidas en este trágico suceso que quedará marcado en la historia, y envía sus deseos de paz y resignación a las familias afectadas.