Aquel día, en la ida de las semifinales de Copa, un penalti transformado por Alex Berenguer acabó con una racha de 28 partidos consecutivos sin perder del conjunto colchonero en su estadio y encarriló el pase a la final de los de Ernesto Valverde.
Tres semanas más tarde el conjunto bilbaíno rubricó su presencia en La Cartuja, donde acabaría conquistando el título cerrando un largo parémntesis de 40 años, con un solvente triunfo por 3-0 plasmado por los hermanos Williams, Nico e Iñaki, y por Gorka Guruzeta.
Previamente a ese cruce copero a doble partido, el 16 de diciembre y con tantos del pequeño de los Williams y de Guruzeta, el Athletic había derrotado por 2-0 en San Mamés al conjunto de Diego Pablo Simeone, en el que ha sido probablemente el mejor partido de los leones en lo que va de temporada.
El Athletic, por lo tanto, se presentará en el Metropolitano con un balance de tres triunfos en tres enfrentamientos directos, imbatido y con seis goles a favor, intercambiando así los papeles con un rival que desde la llegada de Simeone se había convertido en la bestia negra de Athletic.
Con ambos equipos separados por tres puntos a favor del conjunto madrileño un nuevo éxito en terreno atlético devolvería a los bilbaínos a la cuarta plaza, que ocuparon por última vez a mediados de enero, tras la vigésima jornada, después de vencer en el derbi frente a la Real Sociedad.
El empate mantendría vivos a los de Valverde, que seguirían a tres puntos aunque con el 'average' particular a favor, mientras que el triunfo local dejaría muy encarrilada esa cuarta posición para el Atlético e incluso con opciones de mejorarla en las cinco últimas jornadas.
En esas cinco fechas finales el Athletic jugará tres partidos fuera (Getafe, Celta y Rayo Vallecano) y dos en casa (Osasuna y Sevilla) mientras que el Atlético visitará a Mallorca, Getafe y Real Sociedad y recibirá a Celta y Osasuna.
EFE
