Qué extraño es observar en Culiacán, cómo la presa derivadora luce seca, cubierta en su mayoría por maleza y basura.
Un lugar que conecta los tres ríos más importantes para la capital sinaloense, está con el suelo quebrantado, en algunas partes, húmedo, pero reseco en su totalidad.
Esto es a consecuencia de la sequía que se vive en el estado. El Río Tamazula, Humaya y con ellos la formación del Río Culiacán han quedado sin vida.
Incluso el espacio se ha prestado para que personas que no tienen donde vivir, finquen una zona que sea su vivienda temporal en lo que lleguen las precipitaciones.
La tercer onda de calor ataca fuerte y las fuentes de agua para el consumo humano, doméstico y comercial-empresarial apenas llega al 12% de su captación de agua.
A pesar de que las autoridades del estado han garantizado el consumo de agua para los diversos sectores, la problemática preocupa y debe de ocupar a la ciudadanía al uso razonable del vital líquido, que cada vez más se escasea.
En al menos 13 comunidades de Sinaloa, el servicio del agua ha sido interrumpido por días completos, al límite de solicitar el apoyo con pipas de agua para limpiar o regar las plantas de casa.
Lo que es un hecho, es que Tláloc está ajustando fuerte a gran parte del país. Quiere que le oremos pero no nos acordamos.
Por medio de la tecnología, autoridades estatales estimularán las nubes con yoduro de plata en las próximas semanas, con el objetivo de apresurar las precipitaciones, esperando que sea en beneficio del medio ambiente y la población en general, pero.. ¿y si no?
Más vale prevenir que lamentar y la prevención está desde nuestras casas, poniendo nuestro granito de arena, cuidando lo que queda de agua.
