El árbol y la pared pelean el mismo espacio pero se respetan, ninguno de los dos cede. En la calle Buelna y Nicolás Bravo, de acuerdo a los vecinos desde hace 100 años estos dos elementos comparten el lugar, raíz y tronco, ladrillos y cal.
En lo que fue una vieja fábrica de refrescos y que cerró hace 40 años, ahora es un estacionamiento. Pero cuenta la leyenda que en el siglo 19 era una hacienda, el encargado del sitio señala que cuando se hacían trabajos para arreglar la entrada del actual negocio el chófer del trascabo encontró una holla con un tesoro, tal fue su alegría que abandono la máquina y se fue corriendo del lugar.
La añeja estructura ubicada a espaldas de las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad apenas se sostiene, pero el árbol y la pared siguen firmes con su amistad.