¿Usas hisopos u otros objetos para limpiarte los oídos? Es momento de que los dejes de inmediato por que puedes estar haciéndote daño: expertos de la Academia Estadounidense de Otorrinolaringología han emitido recomendaciones actualizadas basadas en evidencia sobre el tratamiento del cerumen, así como información importante del paciente de qué hacer y qué no para cuidar apropiadamente los oídos.
El cerumen es una secreción normal del cuerpo cuyo fin es proteger, limpiar y engrasar el canal auditivo. Automáticamente, limpia nuestros oídos para mantenerlos saludables. Durante su tránsito, recoge polvo, suciedad y otras sustancias. El masticar, el movimiento de las mandíbulas y el crecimiento de la piel en el canal auditivo ayudan, por su parte, a mover el cerumen antiguo hacia afuera donde es despedido o lavado durante un baño. Este proceso que incluye producir y expulsar cerumen es continuo.
Costumbre dañina. En algunas ocasiones, el proceso de autolimpieza no funciona de modo óptimo y puede llevar a acumulaciones excesivas de cerumen (problema también conocido como cerumen compactado). Cuando esto ocurre, este mismo puede bloquear total o parcialmente el canal auditivo. El cerumen excesivo se presenta en 1 de cada 10 niños, y 1 de cada 20 adultos, y en más de un tercio de poblaciones de avanzada edad o empobrecidas. Para evitarlo, muchas personas recurren a los hisopos, palillos con algodón en las puntas u otros objetos con los que limpian el conducto auditivo externo.