Son pequeños, esponjosos y gorditos, sin duda unas bolitas peludas adorables, pero durante décadas han sido ridiculizados en caricaturas e historietas como criaturas destructivas con tendencias suicidas.
¿Cómo? ¿Animales suicidas? Así es, tal y como lo leíste, desde finales de la década de los 50s los leminos (como se les conoce en español) han sido tachados de cometer suicidios masivos cuando sus niveles de sobrepoblación son exagerados, lo cual cabe aclarar que NO ES CIERTO, bueno al menos no como se ha estereotipado en dibujos animados y películas.
Si eres un chavo ruco de corazón, de seguro recordarás un juego de arcade (sí de esos de maquinistas que robaban tus ahorros) llamado precisamente “Lemmings”, el cual se trataba de evitar que estas criaturitas se tiraran de un barranco. Y si te preguntas a quién se le ocurrió esa idea, entonces te sorprenderás al saber que fue Disney quien creo el estereotipo del lemming suicida, y no fue en una tierna caricatura donde se puede interpretar que es ficción sino en un documental que supuestamente representaba una visión fidedigna de la vida de estos animalitos.
En 1958 Disney produjo “White Wilderness”, también conocido en español como “Infierno Blanco”, el cual narra la vida de estos animales herbívoros, que son una especie de cobayas de entre 7 y 15 centímetros que habitan en el Ártico. En el documental, ganador al Oscar en su género, se presenta una secuencia en la cual los lemmings en un desesperado intento por mitigar su sobrepoblación que ha hecho escasear el alimento en la región, se lanzan por un acantilado en el Océanos Ártico, quienes sobreviven a la tragedia se les puede ver nadando en línea recta hacia el horizonte donde finalmente mueren ahogados al cansarse.
La escena resultó impactante en su época, pero en 1983 el productor de la Canadian Broadcasting Corporation, Brian Vallee, sacó a relucir que la película ganadora de Óscar a Mejor Documental había montado la escena, ya que en realidad se había filmado en un río canadiense, el cual no es parte del hábitat natural de estas criaturas, y que los realizadores habían utilizado lemmings capturados de otra provincia para grabar la secuencia que simularía el suicidio masivo. De acuerdo con Oscar Cursó, biólogo y documentalista, de hecho se puede apreciar como algunos de estos animalitos se paran en el borde del acantilado o intentan retroceder, pero al ser acorralados no les queda más que saltar y nadar desesperadamente en las aguas que los llevaron a su final.
Desde entonces la idea de que los lemmings se suicidan en masa, como si tuviera la voluntad y reflexión para tomar dicha decisión en pro del bien común de los pocos sobrevivientes se ha popularizado y perpetuado en infinidad de caricaturas, libros, anuncios publicitarios y canciones.
Se presenta a los lemmings como criatura tontas que siguen a un líder hasta la muerte lo cual ha sido utilizado como analogía en campañas políticas, como en la campaña del Senado de Estados Unidos en el 2008, donde se insinúa que los políticos son como lemmings que siguen a su partido aún cuando este los lleve al precipicio; o hasta en canciones, como en el caso de Blink 182 cuya canción tiene precisamente el nombre de esta criatura.
“Pero las personas son los que ellas quieren ser
No son lemmings en el mar
Tal vez es tiempo de que te mires a ti mismo
Y dejes de culpar tu vida a otros”
La realidad sobre la migración y muerte de los lemmings es muy distinta, pues es verdad que estos animalitos tienen una capacidad excesiva de reproducirse, de hecho las hembras alcanzan la madurez a tan sólo tres semanas de nacidas, lo que les permite llegar a tener hasta ocho camadas al año. Si a esto le agregas que a diferencia del resto de los animales árticos los lemmings no hibernan, bueno… pues tienen mucho tiempo que matar, lo que cada tres o cuatro años crea una especie de plaga, pues su sobrepoblación acaba con el ecosistema obligándolos a migrar en busca de alimento.
Durante esta migración, como en cualquier otra migración, muchos de ellos mueren, ya sea que se conviertan en el platillo principal de otras especies durante esa temporada, o que mueran por accidentes en el camino. La idea del suicidio está relacionada con esta segunda causa de muerte, pues la migración de los lemmings es bastante peculiar, en el sentido que se mueven en línea recta sin ningún rumbo fijo y nada los detiene, ni siquiera lagos, ríos, carreteras. Ellos simplemente eligen una dirección y continúan hasta que encuentren alimento suficiente, pero para ese entonces la población se ha mermado significativamente, razón por la cual se pueda interpretar como suicidio.
Tanta es la reproducción de esta especie, que en 1530 un geógrafo llamado Zeigler de Estrasburgo trató de explicar su sobrepoblación al decir que las curiosas criaturas caían del cielo durante las época de tormentas y morían con el crecimiento de la hierba en primavera. Debido a que algunas tribus de la regiones árticas ya creían que los lemmings habitaban más allá de las estrellas y sólo visitaban de vez en cuando la Tierra, la extraña explicación de Zeigler no pareció TAN disparatada en ese entonces.
Actualmente, el estereotipo de los lemmings suicidas comienza a disiparse un poco, pero prevalece la idea de que debido a su sobrepoblación son destructivos para el ecosistema, e incluso la caricatura popular “Grizzy and the Lemmings” los muestra como tiernos animalitos en su exterior, pero malévolos en sus intenciones, pues en esta serie Grizzy el oso tiene que lidiar con una plaga de lemmings que no hacen más que hacerle la vida de cuadritos.
¿Qué te pareció este dato? ¿Interesante no es así? Ahora puedes sacarlo a colación en reuniones con tus amigos, verás que muchos se fascinan con la idea de este dato curioso.