Nairobi, 19 ene (EFE).- La misión de la ONU en la República Democrática del Congo (RDC), la MONUSCO, anunció hoy que supervisará las manifestaciones contra el Gobierno convocadas por la oposición y párrocos católicos este domingo y pidió que sean pacíficas, después de que las protestas de diciembre dejasen al menos ocho muertos.
Tanto cascos azules como policías y miembros de la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de la misión formarán equipos que patrullarán las calles de Kinshasa y de las principales ciudades del país, para denunciar posibles episodios de violencia o violaciones de los derechos humanos.
En un comunicado, la MONUSCO recuerda que el derecho a la reunión pacífica está protegido por la Constitución congoleña e insta a los manifestantes a protestar de forma "calmada y comedida".
"Todas las partes, ya sean manifestantes o fuerzas de seguridad, deben evitar recurrir a cualquier forma de violencia", exhorta.
Asimismo, subraya que no es responsable de mantener el orden público, sino que es el Estado congoleño el que debe encargarse de ello, respetando siempre las leyes nacionales y los estándares internacionales.
"Es importante que todas las partes puedan expresarse de manera pacífica y calmada en este período de transición política para fomentar un debate democrático de acuerdo con la Constitución", reclamó el director de la MONUSCO y representante del secretario general de Naciones Unidas en la RDC, Maman Sidikou.
Recordó la necesidad de implementar medidas que aumenten la confianza para generar un ambiente favorable a la celebración de elecciones "libres, creíbles, transparentes y pacíficas" el 23 de diciembre próximo.
En las manifestaciones del pasado 31 de diciembre, al menos ocho personas perdieron la vida en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, después de que el Gobierno prohibiese cualquier protesta de carácter político.
La tensión en este país centroafricano ha aumentado después del incumplimiento del conocido como Acuerdo de San Silvestre, en el que Gobierno y oposición se comprometieron a celebrar los comicios antes de finales de 2017, a pesar de que se debían haber organizado un año atrás, cuando terminaba el mandato de Joseph Kabila.
Estos retrasos, debidos a deficiencias en el censo según la versión oficial, fueron considerados por la oposición una maniobra de Kabila para postergar su salida del poder, ya que la Constitución le impide presentarse para un nuevo mandato en las próximas elecciones.
El mandatario, que se mantiene en el cargo desde la muerte de su padre en 2001, ya se ha presentado a dos elecciones y no puede optar a unas terceras. EFE
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