Nairobi, 1 feb (EFE).- La ONU alertó hoy de que la mitad de la población de Sudán del Sur podría verse forzada a huir de sus hogares durante este año por el conflicto armado, lo que lo convertiría en la segunda peor crisis de refugiados después de la provocada por el genocidio de Ruanda.
"Si las cosas no cambian antes de final de año, habrá más de 3 millones de refugiados. Y la situación de los desplazados -actualmente un tercio de la población- no parece que vaya a mejorar", advirtió en rueda de prensa el Alto Comisionado de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi.
"Sudán del Sur tiene una población de unos 12 millones de personas, así que estamos hablando que pronto la mitad de la población quizás ya no esté viviendo en sus casas", aseguró.
El conflicto, que entra en 2018 en su quinto año, ya ha provocado casi 2,5 millones de refugiados, el desplazamiento de un tercio de su población y que 7 millones de personas necesiten ayuda humanitaria.
ACNUR hizo un llamamiento a la cooperación internacional para lograr 1.500 millones de dólares para atender a los refugiados que han tenido que huir a los países vecinos y otros 1.700 millones para los que necesitan asistencia dentro del país africano.
Grandi admitió que es una cantidad muy grande de dinero, pero que es "el precio que la guerra ha generado", y que no es nada comparado con los 15 billones de dólares que se gastan a nivel mundial los países en las guerras.
El conflicto en Sudán del Sur estalló en diciembre de 2013 entre las fuerzas leales al presidente, Salva Kiir, de la etnia dinka, y los leales al entonces vicepresidente, Riek Machar, de la tribu nuer, que fue acusado de orquestar un golpe de Estado contra el mandatario.
El Alto Comisionado de la Agencia para los Refugiados agradeció también el esfuerzo que están haciendo los países vecinos de Sudán del Sur para acoger a las personas que huyen del conflicto.
El pasado 24 de diciembre entró en vigor el alto el fuego acordado en Adís Abeba entre el Gobierno y las principales facciones rebeldes sursudanesas, con la supervisión de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo en el Este de África (IGAD) que actúa como mediadora en el conflicto.
Con esta pausa en los combates, la institución pretendió hacer revivir el acuerdo de paz firmado por el Gobierno y la oposición en agosto de 2015, también en la capital etíope, y detener así la escalada de la violencia, que ha aumentado en los pasados meses en varios puntos del país.
Este pacto apenas se mantuvo vigente unas horas, antes de que estallaran nuevos enfrentamientos entre combatientes de ambos bandos en la zona de Diem Jalab, en el estado de Bahr al Gazal Occidental y en otra zonas en varios estados del país.
La ONU condenó la semana pasada este alto al fuego y su secretario general, António Guterres, afirmó que apoyaría a la Unión Africana (UA) si decide sancionar a quienes se salten la tregua. EFE
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