En términos religiosos, “fariseos” se le llama a una de las corrientes del judaísmo que existía durante la época de Jesús de Nazaret, pero para los sonorenses la palabra tiene un significado muy diferente.
Los puedes ver durante la Cuaresma, recorriendo las calles con máscaras hechas comúnmente con piel de venado , cabra o cuero de vaca, y aunque poco parece que se relacionen con los escribanos y soldados judíos que participaron en la condena de Jesús, en realidad su origen es el mismo.
La máscara que representa a los judíos se distingue por sus enormes orejas y su gran nariz puntiaguda, mientras que la de los soldados puede ser de diferente forma, incluyendo la de animales.
Esta tradición de los grupos indígenas cahítas, los yaquis y los mayos, son una representación de la hipocresía, lo absurdo y las malas acciones, una mezcla de la religión católica y las costumbres indígenas que surgió como resultado de la evangelización de dichos pueblos desde el siglos XVII.
Durante las fiestas de cuaresma, adultos y jóvenes se cubren los rostros con máscaras para no ser reconocidos y desde ese momento hacen un voto de silencio, pues en la boca deben llevar la cruz de un rosario para protegerse de la tentación, ya que la máscara representa al mal. Por ello, durante su peregrinación el único sonido es el de las espadas de madera (con las que representan a los soldados romanos durante la Pasión de Cristo), flautas, tambores y “tenabaris” o castañas que amarran a sus pies.
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, el término “fariseo” no sólo está relacionado con la secta judaica en cuestión, sino también es una adjetivo calificativo para denominar a alguien hipócrita o falso.
Esto puede ser debido a que dicha comunidad judía solía aparentar rigor y austeridad pero eludía los preceptos de la ley y del espíritu, misma razón por la cual en la Biblia, específicamente en Mateo 23, Jesús acusa a los fariseos de hipócritas de forma literal múltiples veces:
“Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cierran la puerta del reino de los cielos para que otros no entren. Y ni ustedes mismos entran, ni dejan entrar a los que quieren hacerlo.
¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que recorren tierra y mar para ganar un adepto, y cuando lo han logrado, hacen de él una persona dos veces más merecedora del infierno que ustedes mismos”.
Así, en Sonora la tradición de las máscaras busca resaltar dicha falsedad, pero no de forma burlesca ni superficial, se trata de un ritual con profundo significado que concluye en la quema de dichas máscaras en el Sábado de Gloria como símbolo de los pecados de todo el año.
Además, se hace un festejo donde se presenta la danza del venado y pescola, así como una gran convivencia donde finalmente se reincorporan los participantes a la vida comunitaria, ahora como seres renovados.
Notas de interés: