París, 9 abr (EFE).- Marcada por la decisión de EEUU y de Israel de abandonarla por su supuesta tendencia antisraelí, la Unesco emprende este año una nueva etapa en la que, según dijo hoy su directora general, Audrey Azoulay, debe experimentar una reorganización estratégica para conservar su razón de ser.
"Es hora de retomar la iniciativa, de llevar a cabo una transformación que no sea por defecto, sino una elección estratégica, para que nuestra institución pueda apoyar mejor a la comunidad internacional en el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 (para el desarrollo)", dijo.
En la apertura del plenario de la sesión 204 de su Consejo Ejecutivo, integrado por 58 Estados miembros, la también exministra francesa de Cultura admitió que la credibilidad de la Unesco se ha visto "debilitada" en los últimos años, pero advirtió de que "el rechazo del multilateralismo no debería ser una opción".
El abandono estadounidense e israelí, que se hará efectivo el 31 de diciembre, fue anunciado el pasado octubre y estuvo justificado por la necesidad de una reforma en la institución y su presunta tendencia contra Israel, acentuada por la inclusión de Palestina en 2011 como miembro.
"Es nuestro deber reinyectar entusiasmo en esta institución", señaló hoy Azoulay, que el pasado noviembre sustituyó a la búlgara Irina Bokova.
La situación financiera aparece consolidada después de que países como Japón y Brasil saldaran sus deudas y de que el nuevo presupuesto se haya ajustado, entre otros, al cese de las aportaciones estadounidenses.
"Deberemos lanzar nuevas iniciativas, renunciar a otras y concentrarnos en el valor añadido de la Unesco", apuntó sobre la necesidad de adaptar sus programas, centrados en la educación, la ciencia y la cultura, "a los desafíos actuales".
El refuerzo de la prevención del extremismo violento y el proyecto que aboga por rehabilitar la ciudad iraquí de Mosul tanto desde un punto de vista social y económico como patrimonial destacaron como ejemplo del lugar al que deben ir destinados los esfuerzos.
"En este periodo de transformaciones, la función de conciencia moral y organismo normativo que desempeña la Unesco es decisiva", añadió Azoulay sobre la importancia de entrar en debates como los desafíos éticos de la inteligencia artificial.
Su discurso en el Consejo Ejecutivo, que inició esta sesión el pasado día 4 y la clausura el 17, no estuvo exento de autocrítica.
"La voz de la Unesco debe ser una referencia. Actualmente está dispersa. (...) Debemos portar un mensaje más coherente estratégicamente y no contentarnos con describir la acumulación de nuestras acciones, sino juntarlas en un mensaje más audible", advirtió.
Azoulay defendió una apertura de la organización que aproveche las oportunidades de internet y de las redes sociales y un refuerzo de los acuerdos a los que se llega con actores de la sociedad civil, fundaciones y empresas.
"Debemos dotarnos de los medios, principalmente humanos, para aplicar mejor los partenariados y de forma general los recursos extrapresupuestarios, cuyo nivel de ejecución actual no es satisfactorio", destacó.
Su hoja de ruta otorgó igual protagonismo a la modernización del funcionamiento de la casa, a un diálogo más fluido entre la sede de París y sus delegaciones, y a una revisión de su presencia sobre el terreno, "cuestión sensible, pero estratégica".
"Estamos ante un momento decisivo", concluyó Azoulay, que confió en el apoyo de sus integrantes para superarlo.
El Consejo Ejecutivo es uno de los tres órganos constitucionales de la Unesco, junto con la Conferencia General y el Secretariado, y entre sus funciones figura la de estudiar el programa de trabajo de la organización y las previsiones presupuestarias que le somete la directora general. EFE
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