Juan Manuel se gana la vida buscando productos bajo el mar, por más de dos años se ha dedicado a trabajar al interior del mar. Al comenzar, sufrió de dolor de oído, la falta de coordinación con el equipo rústico de aire ocasionaba mayores inconvenientes. Al paso de los días eso quedó atrás, desde que se lanza de la panga, desciende más de 15 brazas, lo que equivale a más de 22 metros.
La falta de recursos lo llevó a dejar la escuela y envió a trabajar. Cada que se lanza al mar, voltea al cielo, para ubicarse y pedirle a San Judas Tadeo para que lo cuide en las profundidades.
Según Juan Manuel, esta
noble labor, le deja económicamente para mantener a su familia, la integran su
esposa y tres niños, quienes desean seguir los pasos.
Notas de interés:
