Managua, 7 jun (EFE).- Nicaragua vive hoy una nueva jornada de tensión por la reunión entre el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y los obispos para saber si se continúa con el diálogo y la confirmación de dos personas muertas en un enfrentamiento entre opositores al Gobierno y fuerzas de choque "oficialistas"
La Policía Nacional informó que ayer miércoles al menos dos manifestantes murieron en enfrentamientos violentos, uno en Masaya y otro en Chinandega.
Según los organismos humanitarios, los actos violentos siguen el mismo patrón: pobladores atrincherados en sus barrios o en tranques de carreteras que son atacados con armas de guerra por la Policía Nacional y fuerzas de choque "oficialistas".
La presencia de agentes antimotines en camionetas todoterreno rondando por las ciudades ha motivado a una parte de la población a levantar las barricadas en barrios y comunidades, y a otra a mantenerse en sus casas, por temor a que ingresen y disparen contra la gente, o realicen arrestos.
En el interior de Managua las barricadas en las calles proliferaron, especialmente en los barrios de la periferia, en tanto los bloqueos en las carreteras se multiplicaron en las ciudades del Pacífico de Nicaragua, que parece escenario de guerra.
La reunión entre Ortega y la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), programada para la tarde de este jueves, debe ser un punto de inflexión, ya que servirá a los obispos para saber si vale la pena seguir intentando dialogar con el presidente nicaragüense, al que le han pedido en reiteradas ocasiones el cese de la represión, sin éxito.
A este ambiente se agrega la expectativa por la suerte de algunos miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que esta mañana regresan a Nicaragua tras denunciar a Ortega en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, en Washington.
Al menos uno del grupo, Aníbal Toruño, tiene orden de arresto y se espera que sea capturado en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino.
La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, integrada por empresarios, sociedad civil, estudiantes y campesinos, es la contraparte del Gobierno en el diálogo nacional, y sus miembros han insistido en que haya justicia para las víctimas mortales de la crisis y "democratización" de Nicaragua, que se traduce en la renuncia de Ortega.
Este jueves se cumplen 51 días en Nicaragua de una crisis sociopolítica que ha dejado al menos 127 muertos y más de un millar de heridos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Las protestas contra Ortega comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se han convertido en una reclamación que pide su renuncia entre acusaciones de abuso de poder, ejecuciones extrajudiciales y corrupción.
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