Ankara, 9 jul (EFE).- El presidente de Turquía, el conservador islamista Recep Tayyip Erdogan, asumió hoy como jefe del Estado, ahora ya bajo el nuevo sistema presidencialista aprobado tras la reforma constitucional de 2017, que le concede amplios poderes ejecutivos.
Esta reforma constitucional, que fue ratificada en su día en referéndum, elimina la figura del primer ministro y otorga amplios poderes ejecutivos al presidente.
A partir de hoy, Erdogan podrá gobernar por decreto, nombrar a ministros, y tendrá el poder de elegir y destituir a alto cargos de la función pública.
Como impulsor de este cambio constitucional, Erdogan juró hoy su cargo en una solemne ceremonia ante el Parlamento turco en Ankara, en la que aseguró que actuará de forma "neutral", y eso, a pesar de seguir siendo líder del gubernamental Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista conservador).
Tras asumir su cargo, Erdogan ofreció una recepción en el palacio presidencial, con la asistencia de 22 jefes de Estado y 28 jefes de Gobierno, entre ellos el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev.
A su vez, destacó la ausencia de líderes occidentales de primera fila, tras los últimos encontronazos políticos y diplomáticos entre Turquía y la Unión Europea y EEUU.
En su primer discurso como presidente, Erdogan dijo que Turquía vive a partir de hoy "un nuevo comienzo"
"Voy a tratar de trabajar con el planteamiento de no ser el presidente solo para aquellos que votaron por mí sino para la totalidad de los 81 millones de turcos", prometió el mandatario.
En las elecciones presidenciales del pasado 24 de junio, Erdogan obtuvo un 52 % de los votos.
El acto, trasmitido por todas las televisiones locales, incluyó una ceremonia de inspiración otomana, con soldados vestidos con uniformes originales de la época, que recibieron al presidente y a la primera dama, Emine Erdogan, con una marcha militar.
"Tendremos un Parlamento fuerte, con un Gobierno fuerte y una Turquía fuerte. Ningún país, ni sociedad necesita un salvador. Lo que necesitamos es justicia y solidaridad", dijo Erdogan.
Según la tradición de la política exterior turca, Erdogan viajará mañana, martes, en su primer día en el ejercicio efectivo del cargo, a la vecina Azerbaiyán y a la República Turca del Norte de Chipre, establecida por Ankara tras la ocupación de la parte norte de esa isla en 1974.
Erdogan tiene previsto anunciar esta noche, ante la prensa, su nuevo gabinete de ministros, que ha escogido él mismo con los nuevos poderes que le otorga la Constitución.
La prensa turca baraja la posibilidad de que el nuevo Gobierno cuente con políticos del partido derechista y nacionalista MHP, con el que el AKP ha formado una coalición parlamentaria.
Los cambios del sistema presidencialista también se reflejarán a partir de hoy en el Parlamento, cuyo número de diputados sube de 550 a 600.
Los críticos del nuevo sistema argumentan que con el nuevo sistema queda diluida la separación de poderes y se cimenta un modelo autoritario.
El número de ministros se reduce de 25 a 16 y Erdogan podrá designar a varios vicepresidentes, mientras que instituciones clave, como los servicios de inteligencia, el ministerio de Defensa y de Asuntos Religiosos, pasarán a depender directamente del presidente.
Diputados de partidos opositores mostraron hoy su rechazo al nuevo presidente y al sistema presidencialista.
"El nombre real del nuevo régimen es 'dictadura con urnas', nadie debería presentarlo al mundo como un nuevo sistema", dijo a Efe Bülent Tezcan, vicepresidente y portavoz del principal partido opositor, el socialdemócrata CHP.
Meral Aksener, la líder del nuevo partido opositor Iyi, también criticó a Erdogan, aunque por un asunto más actual, al denunciar que la ceremonia de hoy se haya celebrado pese a la muerte de 24 personas ayer en un accidente de tren al noroeste del país.
"Me pregunto por qué el gobierno, que declaró luto nacional cuando murió el rey saudí, no lo declara tras perderse tantas vidas", dijo.
Por otra parte, está previsto que en las próximas horas se levante el estado de emergencia, en vigor desde la fallida asonada golpista de julio de 2016.
Más de 130.000 funcionarios han sido despedidos desde entonces por sospechas de vínculos golpistas, una decisión administrativa que no puede ser recurrida ante la Justicia, mientras que otras 50.000 permanecen en prisión a la espera de juicio.
Los despidos se enmarcan dentro de una purga en la administración pública contra simpatizantes del predicador exiliado Fethullah Gülen, al que Ankara acusa de haber instigado el fallido golpe.
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