David tenía 9 años y fue víctima colateral del robo de combustible en el Estado de México, un delito que va al alza en la entidad. Mientras dormía, el 16 de agosto pasado, el menor se intoxicó por una fuga de gasolina en el barrio de Santiago, en el municipio de Huehuetoca.
Huachicoleros perforaron un ducto de PEMEX que pasa por un terreno particular, el combustible se derramó, la mayor parte se fue por el drenaje, recorrió por la tubería casi un kilómetro y se acumuló en una coladera en la casa de la abuela de David. Ella quedó inconsciente, él fue llevado al hospital general del municipio, a donde llegó sin vida.
Los padres de David aseguran que las autoridades municipales no los ayudaron, la Fiscalía mexiquense menos. En el Servicio Médico Forense les confirmaron que su hijo murió intoxicado por el derrame de combustible, pero se negaron a entregarles los resultados de la necropsia.
Además de provocar la muerte de David, los huachicoleros dejaron durante casi dos meses sin agua a cientos de habitantes de esa zona de Huehuetoca. El combustible penetró la tubería de asbesto y contaminó el agua.
Los pobladores aseguran que 70 pozos artesanales están contaminados por combustible. En esta región, reconocen, ha aumentado el huachicoleo. Hay pozos donde el agua está contaminada, si se le acerca fuego, el líquido se enciende.
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