Gonzalo puso en marcha su imaginación debido a la necesidad económica.
Botes metálicos y de plástico lo acompañan en su andar, canta, improvisa y sonríe.
Gonzalo sufre de problemas de motrices, pero no le impiden cantar por que para él es difícil obtener un empleo.
Descarta pedir dinero, prefiere caminar por el centro de Culiacán y simular que los botes son una bateria o tarola.
Así, Gonzálo Salazar sale todos los días de su casa con la esperanza de ganarse la vida.
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