El uso político de la migración calienta la frontera entre México y EE.UU.


"Donald Trump ya está en campaña rumbo a 2020. Se está calentando la situación y lo hace a propósito como mecanismo de presión al Gobierno mexicano", dijo el especialista en Negocios Internacionales, Manuel Valencia
El uso político de la migración calienta la frontera entre México y EE.UU.

Por Redacción TVP

viernes, 5 de abril de 2019 11:29

México, 5 abr.- Las nuevas olas migratorias y los intereses políticos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se entrelazan en la frontera y dificultan la fluidez de los intercambios comerciales, imprescindible para México.

"Donald Trump ya está en campaña rumbo a 2020. Se está calentando la situación y lo hace a propósito como mecanismo de presión al Gobierno mexicano", dijo a Efe el especialista en Negocios Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Manuel Valencia.

Trum visita este viernes Calexico (California), fronteriza con Mexicali, para ver un tramo de la valla que separa a ambos países, que recientemente fue renovado, y recibir un informe sobre migración.

Pero más allá del viaje, el presidente estadounidense lleva días calentando la situación con México y el fenómeno migratorio, en un alud de críticas y amenazas tan preocupantes como cambiantes, acordes a su temperamental carácter.

Trump amenazó este viernes con imponer una "penalización económica" a México por la entrada de drogas al territorio estadounidense y con imponer aranceles del 25 % a los automóviles mexicanos si el país vecino no deporta a indocumentados en su frontera con Guatemala.

"Estoy pensando en imponer una penalización económica por los 500.000 millones de dólares en drogas ilegales que se envían y se trafican en México y a lo ancho de nuestra frontera sur", apuntó.

Días antes, había amenazado con cerrar de inmediato la frontera si México no paraba el fenómeno migratorio, pero lo que con este nuevo mensaje, parecía 'de facto' suavizar la tensión migratoria.

Del lado mexicano, López Obrador insiste en apelar siempre a la concordia.

"Son buenas las relaciones, no tenemos confrontación con el Gobierno de Estados Unidos", dijo este viernes López Obrador en su habitual conferencia de prensa matutina.

Para el analista político Ulises Flores, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), la paz que quiere sellar el líder izquierdista mexicano es también un juego político.

"Van a estar jugando sin sobrepasarse. Lo que como políticos pueden hacer y conseguir para ambos lados", opinó.

Más allá del escenario político, las polémicas tienen un impacto real en la economía y en la vida de millones de mexicanos y de miles de migrantes que intenta cruzar el país latinoamericano y solicitar asilo a Estados Unidos.

Aunque la amenaza del cierre de frontera no se ha cumplido -el propio Trump ha reconocido que ocasionaría un impacto negativo- la realidad es que estos días se han producido en varias garitas colas kilométricas o retrasos, especialmente en camiones de carga.

La Asociación de Industriales de la Mesa de Otay (AIMO), en Tijuana, Baja California, destacó este jueves que cotidianamente cruzan de 2.500 a 3.000 camiones de carga pesada por este punto y debido a los retrasos en las líneas de espera la reducción de hasta en un 50 %.

El asunto no es baladí, pues se calcula que la relación comercial entre México y Estados Unidos es del orden de un millón de dólares por minuto.

Para los expertos consultados, Trump continuará con las amenazas al cierre de frontera, y estas, aunque no se cumplan, darán problemas a lo largo de varias semanas.

El altercado político tiene una raíz migratoria, con la llegada estos días en México de más migrantes.

Una nueva caravana partió a finales de marzo del suroriental estado de Chiapas, desafiando a las autoridades y cansadas de esperar que les tramitaran una tarjeta de visitante por razones humanitarias para cruzar el país legalmente e incluso buscar trabajo en México.

En enero, el Gobierno mexicano implementó un programa para dar asilo temporal, pero culminó el 11 de febrero tras entregar 13.270 tarjetas de visitantes.

Desde entonces, muchos migrantes esperan respuesta y, los recién llegados, que ya no disponen de este programa, lo tienen mucho más difícil poder cruzar México legalmente.

En Tapachula (Chiapas), estos días viven en condiciones precarias unos 2.000 migrantes, muchos de ellos africanos o de países caribeños como Haití y Cuba, esperando que los atienda el Instituto Nacional de Migración (Inami) y sin garantías de nada.

Fuentes del Inami reconocen a Efe que la entrega de tarjetas de visitante por razones humanitarias ahora funciona de "manera independiente" a este programa, que fue "extraordinario" y "masivo".

Los nuevos migrantes, en Mapastepec (Chiapas) "estuvieron en condiciones precarias y no se les ofreció la posibilidad de regularizarse hasta este jueves", explicó a Efe Ana Saiz, directora de la ONG Sin Fronteras.

Para la experta en migración, el problema es la falta de claridad del gobierno a la hora de otorgar visados y la irregular manera de dar atención en los distintos niveles de gobierno.

"Es una situación muy confusa", lamentó.

Si en la frontera sur mexicana la situación es tensa, en la norte la situación también se recrudece, ante la espera de miles de migrantes -se desconoce exactamente la cifra- que esperan en puntos como Tijuana o Ciudad Juárez poder ser atendidos por las autoridades migratorias estadounidenses y pedir asilo.

O cruzar, como puedan y cuando puedan, alguna punto de esta línea de más de 3.000 kilómetros que divide ambos países.

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