Dulces, coloridas y muy codiciadas son las pitayas del desierto, fruto que suele aparecer ya en venta en el centro de la ciudad sólo en esta época y hasta el mes de agosto.
Doña Teodora Díaz Alcalá lo sabe muy bien, pues se ha dedicado a su venta desde hace 38 años. Narró que fue uno de sus hijos quien aprendió el oficio de su esposo quien era pitayero y quien ahora sale desde muy temprano al monte de Yucuribampo en su búsqueda.
Refirió que son personas adultas quienes más procuran la exótica fruta que hay que arrancar de los altos cactus adentrados en el monte, enfrentarse a múltiples peligros y competencia, las cuales vende en 7 y 8 pesos la pieza. Terminando la temporada, se dedica a vender tamales.
Si usted desea adquirirlas, puede hacerlo en la esquina del callejón Brasil y Galeana.
Notas de interés:
