La pandemia trajo consigo una
serie de cambios en nuestra vida laboral. Con el objetivo de evitar el contacto
social, casi la totalidad de actividades laborales se trasladaron al mundo
virtual, lo que impulsó la demanda de dispositivos electrónicos. En mayo, la
venta de computadoras aumentó hasta en un 75 % en México. Mientras que, en
países como España, la
venta de webcams se elevó hasta un 179 % en las tres
primeras semanas de marzo.
Lamentablemente, no solo la venta
de dispositivos aumentó, sino también los niveles de estrés de los súbitos
teletrabajadores. En 2020, los mexicanos registraron cuadros de estrés producto
de las extensas horas de teletrabajo que, en muchos de los casos, excedieron la
jornada laboral establecida en los contratos.
De acuerdo con la psicóloga Erika
Villavicencio-Ayub de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), el 75 % de la fuerza laboral en México manifestó que
sufre de tecnoestrés. Statista Analysis indicó que,
en 2020, los
mexicanos reconocieron su nivel de estrés
con las siguientes variables: tengo menos estrés cuando hago home office (57 %), tengo más estrés
cuando hago home office (21 %) y
tengo el mismo nivel de estrés en ambos casos (22 %).
El estrés,
considerado como la enfermedad del siglo XXI, presenta nuevas variantes como el
tecnoestrés. Esto surge por la introducción de las nuevas tecnologías en el
trabajo y la insana adaptación de los teletrabajadores con los dispositivos.
El tecnoestrés
puede repercutir tanto en la salud física como en la salud mental de los
colaboradores. Por ejemplo, la escasez de mobiliario ergonómico y la ausencia
de pausas activas propician el
deterioro de la salud visual y la postura
corporal del colaborador. Asimismo, quebrantar los horarios de comunicación
fuera de la jornada entorpecen la desconexión laboral.
El tecnoestrés podría desencadenar
trastornos de tipo conductual como: impulsividad, agresividad, baja autoestima
y depresión. Por lo tanto, debe estudiarse con el nivel de importancia que
merece.
Villavicencio-Ayub ha manifestado
que se necesita una urgente reforma legal de la Ley
Federal del Trabajo para que se establezca el derecho del teletrabajador a
desconectarse, fuera de los horarios convenidos de trabajo.
Según la especialista, es necesario comprender que los seres humanos somos seres biopsicosociales. Toda persona debe equilibrar su vida, gozar de descanso y despejarse mentalmente de su actividad laboral. De esta manera, las empresas notarán que, si tienen un trabajador descansado, aumentará más la productividad.