La lepra es
causada por el bacilo Mycobacterium
leprae (micobacteria), que pertenece a la misma familia de la tuberculosis.
Por lo tanto, es reconocida como una enfermedad crónica infectocontagiosa.
En la
actualidad se llegó a creer que la enfermedad había desaparecido, pero desde el
2019 se registraron 202.185 nuevos casos en el mundo, de acuerdo con datos de
la Fundación Fontilles. En
el caso de México, el mayor repunte se registra en
el estado Sinaloa con 32 casos acumulados durante el 2020, según la Secretaría
de Salud.
A pesar de
la cantidad de casos contabilizados todavía no es considerado un problema de
salud pública, debido a que solo representa menos de un caso por cada 10 mil
habitantes. Inclusive la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) señaló que
después de Sinaloa, los estados que más registran enfermos de lepra son
Michoacán (15), Jalisco (6), Nayarit (5) y Nuevo León (4).
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que este
padecimiento afecta principalmente a la piel. También incide
en los nervios periféricos y la mucosa de las vías respiratorias, pero es una
enfermedad curable. Lo más preocupante es que su contagio es fácil porque se
produce de persona a persona, por medio de las gotículas nasales y orales.
Investigadores
de la UAS señalan que las causas más frecuentes de la enfermedad están
relacionadas al calor, el hacinamiento y la carga genética que convierte a una
persona en más propensa a desarrollar la enfermedad.
Por estos
múltiples factores es que se asocia a la lepra con la pobreza. Es por ello, que
en países de primer mundo como España se registran casos reducidos. Tan solo en
2019 el Registro Estatal de Lepra del Instituto de Salud Carlos III-Centro
Nacional de Epidemiología contabilizó 20 casos en todo el país.
La ciencia
determinó que las vitaminas ayudan en el proceso de recuperación, de acuerdo
con estudios del Instituto Colombiano de Medicina Tropical. En este sentido, el sitio web
Guiadesuplementos menciona que “la vitamina C
aumenta las defensas frente al bacilo Mycobacterium leprae, porque ayuda en la
eliminación intracelular de esta micobacteria. Además, la vitamina C reduce el
daño tisular (algún tipo de lesión o lastimadura que sufre la piel) producto de
la lepra”.
Entre los
síntomas que más resaltan a la vista son las lesiones cutáneas, donde pueden
aparecer manchas claras en las que no hay sensibilidad. Aunque, las peores lesiones son
las que se registran en la piel por nódulos y el engrosamiento de las manos,
los pies y la cara. Esto ocurre porque el Mycobacterium
leprae daña un nervio, así que el paciente no es capaz de sentir el calor,
el frío o el tacto. En los casos más graves pueden registrarse alteraciones en
la movilidad y hasta parálisis.