La paz y la tranquilidad parecen algo bueno, hasta que se pasa en ese estado demasiado. Keith Davison se hartó en los meses que siguieron a la muerte de su esposa Evy.
Pero ya no hay silencio en la casa de Davison. A fines de esta primavera, el juez retirado de 94 años instaló en su patio trasero una piscina en el suelo y luego la llenó con los niños del vecindario.
"Sabía que vendrían", dice Davison, riendo. en entrevista para medios internacionales. Mucha gente pensó que estaba bromeando cuando planteó la idea por primera vez.
Lonely after the death of his wife, 94-year-old Keith Davison has filled his yard with children by installing a pool https://t.co/rEMLy6zFq7
— KVUE News (@KVUE) July 6, 2021
“Esta primavera, cuando lo vi marcando el jardín, le dije a mi esposo que realmente iba a poner una piscina en su patio trasero”, comentó su vecina Jessica Huebner estaba entre ellos.
El juez retirado de 94 años Keith Davison comparte tiempo en su nueva piscina con la vecina Jessica Huebner y su hija Irelynn
Desde la apertura de la piscina en julio, Huebner y sus cuatro hijos han sido habituales. “Es él difundiendo alegría en nuestro vecindario por estos niños”, dice Huebner.
La adición al patio trasero de Davison no es una mera piscina para niños, de 32 pies de largo y 9 pies de profundidad debajo del trampolín. Es una adición bienvenida en una ciudad que no tiene una piscina pública al aire libre.
Foto: kvue.com
“Ahora vamos a estar aquí todos los días”, dice Jaime Mundal, una madre del barrio.
Davison tiene tres hijos adultos, pero ningún nieto. Huebner dice que ahora le dice a su vecina: "'Ustedes adoptaron a todo nuestro vecindario de niños, estos son sus nietos'".
Mientras una docena de niños se abren paso riendo a través de trampolines y voleibol de piscina, Davison se sienta cerca a la sombra, disfrutando del espectáculo desde su silla de jardín. Las reglas de la piscina requieren que un padre o abuelo también esté presente cuando los niños nadan.
Davison confiesa que él todavía disfruta de la natación después de que los niños se hayan ido a casa.
Aun así, Davison es el primero en admitir que, desde un punto de vista económico, no tiene sentido que un hombre de 94 años instale una piscina. A él simplemente no le importa.
“No estoy sentado solo mirando las paredes”, sonríe. Además, Davison pregunta: "¿Qué más pensarías en hacer donde pudieras tener un montón de niños todas las tardes?"
El dolor puede ser un lugar profundo y solitario. Keith Davison dio otro paso, el día que el vecindario se sumergió.
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