En una entrevista publicada este viernes por L'Équipe.L, explicó que la FIFA no solo quiere que haya un Mundial cada dos años, sino también que se celebren campeonatos continentales con la misma frecuencia, pero en años alternos, de forma que al final de cada temporada habría una gran competición de selecciones.
El antiguo entrenador francés, que trabaja ahora en los proyectos de reorganización de las competiciones de selecciones, niega que sus iniciativas estén guiadas por objetivos económicos y que tendrían como consecuencia un ritmo infernal para los jugadores.
"En absoluto -afirma-. No habrá más partidos que antes y a los jugadores las selecciones les solicitarán con menos frecuencia. La idea es mejorar la calidad del juego y de las competiciones. No hay ninguna intención financiera detrás, máxime cuando la FIFA reparte el dinero a todas las federaciones del mundo".
Además, se fijaría un periodo de descanso obligatorio para los jugadores de 25 días como mínimo después de las fases finales.
En la práctica, se agruparían los partidos de calificación para los campeonatos internacionales en dos periodos, en octubre y marzo, y cada año al final de la temporada se celebraría la fase final del Mundial o del campeonato continental, de forma alternativa.