Fiona Hooker, es una madre de Hampshire, Inglaterra, quien a finales de 2020 quedó embarazada de su segundo hijo y quedó atónita al saber que era "alérgica" a él.
Los dos primeros trimestres del embarazo transcurrieron sin problemas, pero la ahora mujer de 32 años comenzó a notar manchas rojas en el estómago dos meses antes de dar a luz.
“Fui al médico después de unos días porque cada vez me picaban más y eran insoportables”, dijo Hooker a South West News Service en una entrevista.
La madre embarazada dijo que las manchas se sentían como "picaduras de hormiga". Los médicos le recetaron una variedad de cremas con esteroides, pero hicieron poco para disminuir la gravedad de los síntomas.
La alergia empezó durante el embarazo y siguió después de tener al bebé https://t.co/0K3Ps4Magi
— PlayGround (@playground) April 23, 2022
“Era como si fuera alérgica a mi propio bebé”, recordó Hooker devastadoramente.
Al principio, Hooker comenzó a sentir picazón en puntos más pequeños en el estómago. Sin embargo, pronto se hicieron más grandes y más dolorosos, expandiéndose a otras partes de su cuerpo.
A los ocho meses de embarazo, las ronchas se habían vuelto tan graves que Hooker tuvo que ir a la sala de emergencias.
“No podía soportarlo [el dolor] . . . me dieron cuatro días de esteroides orales que realmente ayudaron a calmarlo”, afirmó.
El 13 de junio de 2021, Hooker dio a luz a su hijo, Barney, pero sus problemas de salud empeoraron.
“Exploté con ampollas en la barriga, el pecho, los brazos y las piernas”, dijo la madre. “En cualquier lugar donde sostendrías a un bebé. Fue bastante difícil”.
Inicialmente, los médicos estaban confundidos por la condición de Hooker, especialmente porque ya tenía una hija de 3 años, Phoebe, y su primer embarazo no tuvo complicaciones.
Pero después de dar a luz a Barney, a Hooker se le diagnosticó penfigoide gestacional un trastorno autoinmune "causado por el sistema inmunitario de una mujer que produce autoanticuerpos y ataca por error a su propia piel".
El trastorno afecta a una de cada 50,000 mujeres embarazadas, según expertos en salud.
“Cuando me diagnosticaron, me sorprendió porque es muy raro: esperaba que se hubieran equivocado y que fuera otra cosa”, explicó Hooker.
Los primeros seis meses del embarazo de Hooker transcurrieron sin problemas. Estaba desconcertada por los puntos rojos que picaban y que pronto estallaron en ampollas agonizantes.
Los Institutos Nacionales de la Salud afirman que "el desencadenante de la producción de autoanticuerpos no se comprende bien", y Hooker aún no está segura de por qué se vio afectada por el trastorno.
“Piensan que podría tener que ver con el bebé”, explicó. “Algo en el ADN del padre hace que la placenta comience a atacar una proteína que también está en la piel, por lo que mi cuerpo estaba atacando mi piel”.
Ella agregó: “Mi hijo debe tener un gen de su padre que mi hija obtuvo de mí porque no lo tenía en mi primer embarazo”.
Las placas que pican, las ampollas y las cicatrices de la reacción extrema finalmente han disminuido, aunque ocasionalmente todavía tiene que usar cremas con esteroides y puede sufrir brotes menores por el resto de su vida.
Por fin, Hooker finalmente puede vincularse con su hijo sin experimentar un dolor agonizante, pero dice que es poco probable que tenga más hijos.
“Me ha desanimado a estar embarazada de nuevo, especialmente porque la investigación dice que vendrá antes y peor”, declaró. “No creo que pueda volver a hacer eso, incluso con esteroides”.
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