Suena completamente contradictorio, pero existe un nuevo término para referirse a esas parejas que a pesar de tener años de relación y de decidir no casarse, continúan un noviazgo permanente en el cual nunca deciden vivir juntos. Se les llama “parejas LAT”, por su significado en ingles “Living Apart Together” (Viviendo Separados Juntos).
No es secreto que los millennial tienen una forma más progresiva de ver el amor, para muchos de ellos el matrimonio no es el objetivo principal de la vida en pareja sino más bien una atadura que los aleja en ocasiones de sus metas profesionales y que tiende a domar el espíritu libre que tanto caracteriza a dicha generación, por ello no sorprende que la edad promedio para casarse sea cada vez mayor a nivel mundial, siendo en algunos países nórdicos de más de 30 años.
Ahora, esta generación ha encontrado una nueva forma de obtener lo que algunos llaman “lo mejor de dos mundos”, pues se trata de personas que desean tener una relación monógama y comprometida de larga duración, pero sin compartir el mismo techo.
Esta alternativa presenta en los jóvenes el atractivo de tener una relación estable y duradera, pero conservando su individualidad en todo momento. En otras palabras, no se trata de un “nosotros”, sino de un “tu y yo”.
Para algunos especialistas, está tendencia no sorprende, pues es considerada como un paso más allá de la unión libre, donde la idea del matrimonio ya sonaba obsoleta. Y es que las parejas LAT se sienten atraídas por la idea de “mantener viva la emoción”, pues consideran que al vivir separados no se pierde esa magia sino que logran mantener el romanticismo y misticismo de un noviazgo pero durante años, algunos incluso el resto de su vida.
Esto es un fenómeno similar al de las relaciones de larga distancia, en donde se idealiza a la pareja y se valora de manera más apasionada el tiempo que conviven juntos. La diferencia, obviamente está en que en este caso el mantenerse separados es una decisión mutua por gusto propio y no por necesidad, como suele suceder en la mayoría de los casos de larga distancia, donde son usualmente una cuestión de trabajo la que los mantiene separados.
De hecho, de acuerdo con un estudio de la revista Science of Relationships, está comprobado que vivir juntos lleva a las parejas a caer en una rutina, en la que dejan de hacer actividades emocionantes juntos. Por otro lado, para muchos es precisamente en lo cotidiano done yace la verdadera magia del amor.
¿Tú qué opinas? ¿Es esta una tendencia que llegó para quedarse o algo pasajero?
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