El reclusorio se vuelve un taller de pintura, un espacio de colores acompañado de fantasía y libertad para poder crear una obra de arte, en donde el encierro no limita a la imaginación, en el norte de la CDMX.
Lo importante de esta actividad es el fomenta los valores, darle sentido a la vida y buscar la forma de mantener sus mentes ocupadas en algo positivo, por que pesar de estar dentro de un reclusorio, los internos se dan la oportunidad de pensar en el futuro.
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