Alza la mirada en espera de que llegue la señal.
De repente, un segundo y el color se enciende en rojo, es justo el momento de iniciar.
Martha Alicia Bustos Cervantes se coloca en el frente de los coches y motocicletas.
Una gota de sudor recorre el maquillaje blanco y la nariz roja, entonces hace sonar un silbato que cuelga de su cuello y así comienza el acto que realiza cientos de veces en el día.
Tiene 65 años de edad, 40 de ellos haciendo malabares personificada de payasita en los semáforos de Guadalajara, Culiacán y Mazatlán.
Con el nacimiento de su primer hijo se dedicó a ganarse la vida limpiando casas, sin embargo pronto desistió, pues asegura que el trato era denigrante y el salario también.
Originaria de Jalisco, Martha reconoce que no es fácil soportar los rayos del sol durante todo el día, estar de pie por largas horas y hasta confiesa que más de alguna vez ha estado en riesgo por cruzar entre un automóvil y otro, sin embargo sostiene que hasta ahora es la actividad que mantiene mejor a su hogar.
Su forma de autoemplearse ha sido adoptada ahora por sus descendientes, pues revela que al igual que ella, los siete integrantes de su familia salen a la calle en busca de intercambiar diariamente sonrisas o una expresión de asombro, por algunas monedas.
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