La caída del cabello es más serio de lo que parece, puede desencadenarse por diferentes factores que no te habías dado cuenta; desde una mala alimentación, hasta problemas de adicción a las drogas, o problemas con tu salud más serios como disfunción en tu tiroides o enfermedades autoinmunes. Pero de lo que seguramente no estabas enterado es que, la caída de tu caballo también puede estar relacionada con una enfermedad intestinal que muchas personas padecen, pero que tardan en identificar.
Sí, problemas con tu intestino pueden provocar que se te caiga el cabello con frecuencia. Esto es porque la inflamación constante de la parte del tracto digestivo es una de las señales principales de las enfermedades inflamatorias intestinales (DII), este problema afecta la vida de, aproximadamente, 78 % de pacientes, y los tipos más comunes son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
La gastroenteróloga y presidente de la Asociación Brasileña de Colitis Ulcerativa y Enfermedad de Crohn, Marta Machago, dice que los síntomas de las DII son muy fáciles de confundirse con los de otras enfermedades menos graves, por ello, es importante que conozcas las características principales y que acudas a la evaluación de un médico.
El dolor en el abdomen se hace presente cuando la enfermada empieza a desarrollarse, e incluso, dependiendo tus condiciones físicas, puedes presentar fiebre. Otras de las principales señales que manifiestas si padeces DII son diarrea, sangre o moco en tus heces y distensión abdominal.
Es importante que consideres que las DII no sólo presentan sus síntomas en la línea gastrointestinal, también pueden provocarte inflamaciones en tus ojos y tus articulaciones, heridas en tu piel, trombosis, pérdida de peso, problemas con la caída de cabello, entre otros tantos problemas. La especialista explica que, en el caso de la caída del cabello, es provocada por otros factores como la desnutrición, escasez de vitaminas o por efecto secundario de algún medicamento.
Para que tengas el diagnóstico de alguna DII, es necesario que antes te realices análisis clínicos, exámenes físicos y de laboratorio, entre ellos estudios de imagen endoscópica y radiológica. Para el tratamiento, existen opciones de terapias, o la elección de un tratamiento indicado según sea tu situación y la gravedad de tu enfermedad, así como su nivel dictada por las evaluaciones médicas. Los aminosalicatos, corticoides, los inmunomoduladores, los antibióticos y los medicamentos biológicos son parte de las alternativas del tratamiento.
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