El alcalde Urbina Torres estaba bebiendo licor con otras personas cuando escuchó la llegada de los agentes, y rápidamente se escondió dentro de un ataúd sin tapa para que los policías creyeran que era una persona fallecida por COVID-19.
Sus acompañantes hicieron lo mismo con otros cajones que se encontraban en el sitio.
No obstante la policía se percató del engaño y detuvo al funcionario, quien se encontraba en estado de ebriedad.
Después fue trasladado a la comisaría de la jurisdicción por transgredir las normas sanitarias.
La población de Tantará ya había cuestionado actitudes del alcalde. El 9 de mayo fue obligado a asistir a una reunión comunal en la Plaza de Armas porque los vecinos le reclamaban su atención en medio de la pandemia.
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