10 errores de belleza que comete un hombre todos los días


Son terribles, garrafales y deberíamos combatirlos; sobre todo porque estos se basan en una idea falsa del hombre y la masculinidad que ya sólo da vergüenza
10 errores de belleza que comete un hombre todos los días

Por Redacción TVP

jueves, 14 de febrero de 2019 9:00

Podríamos decir que todos. Que los hombres cometemos cada una de todas las equivocaciones posibles al cuidar de nuestra belleza. Y es que seamos del lugar que seamos, vengamos del nivel social que vengamos, vivamos la condición humana que vivamos, hay una larga e impenetrable tradición en el planeta entero que no nos permite escapar de arcaicas, burdas y lamentables ideas; como por ejemplo, que los chicos debemos preocuparnos poco por el aspecto personal o incluso siempre confiar en nuestra varonil fealdad, que sólo los homosexuales cuidan de su look –porque claro, eso no lo hace un macho–, que atender atender asuntos de higiene es exclusivo del género femenino y que la masculinidad se difumina con los productos de beauty.

Entonces, en este marco, podríamos decir que los hombres nos hemos malacostumbrado a rutinas de cuidado y estética poco efectivas, torpes o alejadas de la realidad. A principio de los años 2000, cuando el término metrosexualidad se adentró a la cultura popular, que se entendió a éste como sinónimo de intereses sexuales diversos, se hizo un primer intento –más exitoso del que creemos– para insertar al sexo masculino en una ilustración de la belleza que pocas veces vimos con anterioridad. Sin embargo, aún hay camino por recorrer y tabúes que derribar.

Para ello, podemos hacer un pequeño listado de esos puntos en que los hombres erramos la mayor de las veces, permeados por un sistema heterosexual, machista y poco versado en el cuidado personal cuando de apariencia humana se trata.

Por ejemplo…

Tallar muy fuerte nuestro cuerpo al momento de tomar una ducha –porque los hombres hacemos cosas rudas siempre (¿?)– o no tallar de hecho más que con la barra de jabón. El punto ideal es llegar a un equilibrio y no dañar todos los días nuestra piel con zacates, fibras o toallas duras.

Si sudamos mucho durante el día, creemos que es de lo más normal cargar con el desodorante en la mochila y volverlo a usar “como una emergencia”. Fail. Eso sólo incrementa el mal olor; la solución está en aplicar el body spray o el antitranspirante antes de dormir o justo después del baño, para que surta efecto su cometido.

Pensamos que basta con robar un poco de crema corporal o facial –o cualquier otra– a nuestras novias. Porque ir al súper y comprar una propia es un crimen, según los cánones del hombre; pero perdemos de vista que existe un tipo de crema específico para distintas pieles y que, en realidad, la piel de una mujer y la de un hombre difieren en varias cosas. Hombres, por favor, compremos nuestras propias body lotions y humectantes.

También solemos aplicar estos productos sin una higiene adecuada; sobre todo en el rostro. Si no lo hacemos, nuestras secreciones y células muertas se mezclan con la aplicación y los resultados pueden derivar en infecciones, acné u otros terrores.

Tenemos la impresión de que un after shave debe arder al contacto. Falso. Esto sólo es indicio de una mala rasurada o un deprimente uso de cremas para afeitar. Cuidemos todos estos aspectos; that’s our job.

Creemos que podemos usar la misma loción, crema, astringente o lo que sea para todas las partes de nuestro cuerpo, y no hay nada más equivocado. Nuestra piel requiere texturas más ligeras y de rápida absorción, un producto calmante diario para minimizar las agresiones del afeitado y un cuidado especial para corregir signos de la edad en nuestro sexo (las arrugas en el contorno de los ojos); así que la cosmética es más compleja de lo que imaginamos y debemos poner atención en ello.

Asociamos el shampoo anticaspa como un recurso permanente “por si acaso” o un producto que “no es de mujer”. No nos preocupemos más si la etiqueta no dice FOR MEN, mejor fijémonos si es el adecuado para el pH de nuestro cuero cabelludo o la naturaleza de nuestro cabello.

Aplicamos una cantidad infernal de loción o fragancia en nuestro cuello y ropa. Inútil totalmente, con esto sólo logramos marear a nuestra pareja, amigos o quien sea que se nos acerque. El secreto está en comprar un buen aroma que indique en su etiqueta eau de parfum, no eau de toilette, y que tenga un excelente fijador; además, debemos aplicarlo en no más de tres atomizaciones sobre el cuello y un par en las muñecas, pues hacerlo sobre nuestras prendas puede dañarlas.

No ponemos cuidado en nuestra barba. Creemos que podemos tratarla y estilizarla en casa, y eso no es así. Vayamos más a las barberías y aprendamos a aplicar en nuestro vello facial los productos necesarios y suficientes para que luzca siempre increíble.

Y por último, tenemos la firme creencia –o miedo– de que adentrándonos al mundo de la cosmética para hombres, venderemos nuestra alma al diablo, terminaremos comprando 100 productos al mes y nos veremos ultrafemeninos. Cosa más falsa no podría haber. Si conocemos bien nuestro cuerpo, bastará con tener no más de cinco beauty ítems en casa; además lo de la feminidad sí es posible, pero sólo si nosotros lo planteamos así; allí están Ezra Miller o Jaden Smith para comprobarlo.

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