En la localidad de Sora, en la región italiana de Lacio, un anciano había sido internado y, debido a las restricciones de la pandemia, su familia no había podido ir a verlo en días.
Fue entonces que, de acuerdo al diario italiano La Repubblica, la familia recibe en medio de la noche una inquietante llamada del hospital, en la que le dicen que su familiar había muerto.
Sin más que hacer, pusieron en marcha los preparativos del funeral, como la búsqueda de un ataúd, incluso le encargaron a la agencia funeraria la difusión de carteles para anunciar la muerte del hombre.
Sin duda alguna, se llevaron una gran sorpresa a la mañana siguiente que lo vieron desayunando en el hospital, más vivo que nunca.
Ahí fue cuando hicieron conciencia, ya que tenían sospechas porque la funeraria les había enviado una fotografía del cadáver ya vestido y colocado en el ataúd y se sorprendieron ya que vieron que el aspecto era diferente. Se decían a sí mismos que fuera demasiado extraño que cambiara tanto en tan pocos días.
Los representantes del hospital acudieron a los carabineros porque ningún pariente del fallecido había dejado sus datos de contacto, y había que avisar a los familiares de alguna forma.
Entre tanto, el hombre dado erróneamente por muerto pasó en ese centro hospitalario varios días, siempre sin recibir visitas por las precauciones sanitarias, pero ahí seguía, con vida.
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